Diseño conceptual-metodológico para el análisis metateórico de textos científicos1
A conceptual-methodological design for meta-theoretical analysis of scientific texts
José Raúl Gallego2
http://orcid.org/0000-0001-7161-1106
El artículo presenta un instrumento para el análisis metateórico de textos científicos. Partiendo de la propuesta de Anderson, sugiere el análisis de los posicionamientos ontológicos, axiológicos, epistemológicos y metodológicos que subyacen en los sistemas conceptuales que empleamos para el estudio de fenómenos de la vida social. El objetivo de la aplicación del instrumento es propiciar un uso crítico y productivo de los referentes teóricos.
Palabras Claves: Metateoría, Investigación en comunicación, Reflexividad, Teoría.
This paper addresses an instrument for the meta-theoretical analysis of scientific texts. Based on Anderson´s model, this article proposes the analysis of four claim components (ontology, axiology, epistemology and methodology) implicit on conceptual systems that we employ to study social world´s phenomena. The application of such instrument is aimed at facilitating a critical, productive use of theoretical foundations.
Keywords: Meta-theory, Communication Research, Reflexivity, Theory.
Introducción
Las teorías y sistemas conceptuales constituyen uno de los soportes epistemológicos de la investigación científica. En el caso de las Ciencias Sociales y específicamente de la Comunicación, el desuso o mal uso de estos cuerpos conceptuales como fundamentos de las investigaciones, ha sido una de las críticas recurrentes desde dentro y fuera del campo y uno de los argumentos empleados como punta de lanza por parte de quienes aluden la falta de rigor de la producción científica en estas áreas. Términos como “pobreza intelectual” (Peters, 1986), “pluralismo teórico indiferenciado” (St. John, Striphas, & Shepherd, 2006) y “relativismo teórico” (Vidales, 2013) dan fe de ello.
Este problema de tipo académico, junto a la necesidad práctica de profundizar en el conocimiento y el perfeccionamiento de los recursos con que abordamos la realidad fueron la principal motivación para
la construcción de un instrumento para el análisis metateórico de textos científicos que posibilite explicitar los elementos implícitos que constituyen los fundamentos de las investigaciones. Ello permite identificar la capacidad heurística que poseen y las posibilidades que ofrecen los cuerpos conceptuales que los investigadores eligen para observar los fenómenos de la vida social, así como conocer las limitaciones que presentan y las opciones de complementación que permiten, lo cual posibilita un uso más racional, crítico y riguroso de los mismos.
El presente artículo da cuenta de la ruta cognoscitiva seguida para la construcción del instrumento a partir de la propuesta metateórica de Anderson (1996), la cual es asumida como soporte conceptual para el análisis metateórico de textos científicos, pero siendo sometida a un
análisis crítico y complementada con un grupo de ideas y conceptos que permiten completar sus espacios vacíos y construir los observables imprescindibles para su aplicación. Con estos resultados procedo a presentar el instrumento metateórico para el análisis de textos científicos y su procedimiento de aplicación. El artículo finaliza con las conclusiones del estudio relacionadas con las posibilidades y limitaciones de este instrumento, así como algunas recomendaciones para su aplicación.
La propuesta metateórica de Anderson
como marco conceptual para el análisis metateórico
de textos científicos
Aunque no existe consenso acerca de qué puede entenderse como metateoría, a partir de las síntesis realizadas por Ritzer (1997) y Wallis (2010) puede conceptualizarse como el análisis de segundo orden sobre un dominio, campo u objeto de estudio determinado. La metateoría parte del análisis interno de un cuerpo teórico y sus condiciones de producción y tiene entre sus múltiples objetivos develar la consistencia y coherencia de dicho cuerpo teórico, las correspondencias y contradicciones entre sus diferentes niveles y sus componentes, las relaciones o posibles complementaciones con otros cuerpos teóricos y las características, condicionamientos y límites que le definen el contexto sociohistórico, cultural y académico en que fue generado. Los análisis metateóricos persiguen como finalidad la fructificación heurística y la reflexividad ética y teleológica.
Como puede verse esta conceptualización de metateoría es bastante amplia y requeriría para su ejecución tener acceso no solo a los resultados de las investigaciones estudiadas, sino también a sus actores y condiciones y procesos de producción. No obstante, debido a lo complejo que resulta la observación in situ de los escenarios y procesos de generación de la teoría, puede optarse por un diseño de análisis metateórico del primer subtipo propuesto por Ritzer (1997) que se concentre más en las características internas de la teoría o de su empleo, lo cual puede realizarse a partir del análisis de las investigaciones que emplean dicha teoría, plasmadas en textos científicos. Esto permite analizar la evolución que ha tenido el estudio de un fenómeno concreto a partir del empleo de una teoría determinada y las consecuencias que han tenido las posiciones asumidas en la evolución de dicho proceso investigativo para la comprensión que se ha hecho del fenómeno.
¿Pero, cómo realizar un análisis metateórico? Si bien algunos autores ofrecen sus propuestas, muchas de ellas redactadas en términos demasiado generales; algunos investigadores se quedan en el plano de la retórica, describiendo el fenómeno pero sin dar las claves para abordarlo, lo cual permite afirmar que el paso hacia la operacionalización de
los análisis metateóricos es una de las grandes ausencias en muchos
de los estudios que se proponen realizar análisis de segundo orden y por ende, una de las principales causas del rechazo y poco desarrollo de las investigaciones metateóricas.
Con el objetivo de salvar esta deficiencia, he adoptado como base para la construcción del instrumento metateórico que aquí propongo
la propuesta de Anderson (1996), la cual fue sometida a un análisis crítico para 1.- Identificar sus límites, limitaciones y ausencias; 2.- Determinar los aspectos que pueden emplearse de acuerdo a los objetivos de un análisis metateórico basado en el estudio de textos científicos e
3- Integrar los complementos teóricos que faciliten su operacionalización y ajuste a los objetivos del análisis metateórico de textos científicos.
La primera razón para su elección radica en que a diferencia de otras propuestas metateóricas que se basan en el estudio de conceptos específicos o análisis de la estructura interna de las teorías, esta se estructura en torno a cuatro componentes básicos, niveles de la teoría o clases de ideas que se encuentran presentes en cualquier formulación teórica o en sus aplicaciones prácticas y que permiten observar los posicionamientos implícitos o explícitos que dan forma a la teoría, guían la construcción de su objeto de estudio y orientan los resultados que se obtienen. Por otra parte, al ser una propuesta gestada al interior del campo de la Comunicación y probada en él, ello facilita tanto la adecuación a sistemas conceptuales pertenecientes al mismo campo como la contrastación y utilización de algunos de los resultados que Anderson (1996) obtuvo.
Esta propuesta está contenida en el libro de 1996 Communication Theory: Epistemological Foundations y a decir del propio autor las dos consecuencias que motivaron su investigación fueron: la virtual destrucción de la epistemología tradicional en las últimas décadas con las consecuencias que ha tenido la ruptura de esas estructuras y el carácter politizado de cualquier posición epistémica junto a los métodos de adoctrinamiento disfrazados como formación escolar (Anderson, 1996).
El libro parte del reconocimiento de la existencia de múltiples posibilidades para intentar conocer la realidad, las cuales compiten entre sí, presentándose como “la vía adecuada” y que se legitiman a sí mismas pasando por alto la introspección crítica de sus presupuestos básicos, por lo que Anderson se propone explicitar esos elementos implícitos que son necesarios para la formulación de cualquier teoría.
La propuesta metateórica de Anderson se estructura en torno a cuatro posicionamientos básicos o “temas a los que toda teoría debe responder implícita o explícitamente y que se relacionan con las cuestiones de la existencia, el conocimiento, la acción y los valores” (Anderson, 2009, p. 44).
Según este autor:
Una teoría debe tener un objeto de explicación, una forma de explicación, un método para relacionar la evidencia con las tesis, explicaciones, características dentro de un rango de actuación, y una consecuencia de valor. Un análisis fundamental de cualquier teoría debería moverse hacia esos términos (Anderson, 1996, p. 3).
Es por ello que su modelo analítico propone explicitar los posicionamientos ontológicos, epistemológicos, praxeológicos y axiológicos que soportan a una teoría, para lo cual debe responderse a siete preguntas básicas:
La ontología de una teoría hace afirmaciones sobre lo que es. Las tres preguntas correspondientes son: ¿cuál es la naturaleza del mundo fenoménico? ¿Cuál es nuestra forma de relacionarnos con el mundo fenoménico? ¿Cuál es la naturaleza del individuo dentro del mundo? La epistemología de una teoría hace afirmaciones sobre qué conocemos. Las dos preguntas correspondientes son: ¿Cuál es el carácter de la justificación de los argumentos? ¿Cuál es la relación entre teoría y método? La praxeología de una teoría hace una afirmación sobre cómo se hace. La pregunta correspondiente es ¿Cuál es la práctica del argumento práctico? Finalmente, la axiología, hace una afirmación sobre sus valores. La pregunta correspondiente es ¿Cuál es la presencia en la sociedad del conocimiento producido académicamente? (Anderson, 1996, pp. 2-3).
Las posiciones que se asumen para dar respuesta a las preguntas que debe resolver toda formulación teórica, son los elementos que según declara Anderson al principio del libro, dan cuerpo a los paradigmas científicos y a la episteme de una época (Anderson, 1996).
La relación que se establece entre los elementos de los diferentes posicionamientos básicos es de interconexión, de interrelación, pero
no de subordinación. Cada una de las preguntas enunciadas por Anderson correspondientes a los diferentes posicionamientos básicos, encie-
rran en su interior un grupo de conceptos respecto a los cuales se asu-
men diferentes posiciones representativas. El objetivo del trabajo de Anderson fue determinar las posiciones que las diferentes teorías de la Comunicación asumían respecto a estos elementos para poder determinar y evaluar sus bases epistemológicas.
Como parte de los posicionamientos ontológicos, dentro de la primera pregunta, Anderson plantea la necesidad de estudiar el criterio de lo real, la unidad del mundo fenoménico, el tejido causal de los fenómenos y la construcción de la realidad y el conocimiento. Como elementos de la segunda pregunta, las posiciones ante los signos del mundo fenoménico y el proceso semiótico de su producción e interpretación, la confiabilidad de las observaciones y la representación de las observaciones; y dentro de la última pregunta -relacionada con la naturaleza del individuo- la determinación de las posibilidades que las teorías asumen respecto a las cuestiones de la identidad, la subjetividad, la agencia y los dominios en que se constituye el individuo.
Los posicionamientos epistemológicos se componen de dos preguntas, la primera de ellas toca los temas de las consideraciones acerca de la veracidad de las tesis y la naturaleza del conocimiento en que se basa la justificación, mientras que la segunda pregunta, que examina sobre la relación entre teoría y método, se cuestiona sobre las asunciones prácticas y la justificación epistémica de los métodos.
La pregunta correspondiente a los posicionamientos praxeológicos está compuesta por el estudio de las garantías axiomáticas que permiten conectar la evidencia con las tesis, las cuestiones que hacen posible el argumento, las cuestiones prácticas en la producción del conocimiento y la relación entre argumento justificativo y práctico.
Por último, los posicionamientos axiológicos y la pregunta que le corresponde, se desagrega en el análisis de las consecuencias del conocimiento producido académicamente y la instrumentalidad del conocimiento científico.
Según Anderson, cuando se logra identificar las posiciones que las teorías asumen respecto a estas cuestiones, se obtiene una caracterización de sus bases, sus fundamentos, una especie de radiografía de los elementos que las componen.
Aunque el modelo presentado por Anderson no trabaja con el uso práctico de las teorías −sino con los textos en los que supuestamente estas son enunciadas formalmente− y posee una finalidad normativa (evaluar teorías), puede ser utilizado para los propósitos declarados en este artículo, no obstante, es necesario realizarle una serie de adecuaciones puntuales debido a algunos de sus límites y limitaciones, y también porque aquí será empleado con otros objetivos.
Para comenzar, los posicionamientos básicos que constituyen el núcleo de la propuesta de Anderson no se encuentran definidos y carecen de los observables necesarios para su estudio (Gallego, 2016; Kirtiklis, 2011) y la propuesta adolece de una correcta delimitación y ubicación de los conceptos y categorías que integran los diferentes posicionamientos básicos. Por otra parte, la dificultad de observar directamente los procesos de construcción y desarrollo de las teorías, hace que muchos de los indicadores que ofrece Anderson sean imposibles de analizar de manera correcta cuando solo se tiene la posibilidad de trabajar con textos científicos como materialidades de análisis; lo cual obliga a dejar fuera algunos elementos relacionados con la observación del investigador que produce la teoría y su contexto, que sin duda también son determinantes para el conocimiento y comprensión de un sistema conceptual.3
Tomando en cuenta estos elementos procedo a presentar el instrumento construido a partir de esta propuesta para el análisis metateórico de textos científicos. El mismo puede ser empleado como una herramienta para la consolidación del trabajo teórico que implica toda investigación, ya que la explicitación de los posicionamientos que caracterizan los sistemas conceptuales que empleamos para analizar un objeto de estudio, puede ayudarnos a ganar claridad sobre los límites y potencialidades de los mismos y hacer, por tanto, un uso más crítico y reflexivo de estos.
Análisis metateórico de textos científicos
El objetivo de la aplicación de este instrumento metateórico es lograr un conocimiento más profundo y estructurado de los sistemas conceptuales que asumimos como marco de referencia para analizar la realidad. Lamentablemente en muchas ocasiones los investigadores adoptamos sistemas conceptuales de manera acrítica, lo cual trae consigo que arrastremos las limitaciones y límites que puedan traer implícitas estas propuestas. El análisis metateórico de textos científicos puede contribuir a salvar estas dificultades y perfeccionar el abordaje del objeto de estudio utilizando sistemas conceptuales más refinados, flexibles y abiertos a una adecuada complementación.
Al ser esta una investigación metateórica que propone una observación de segundo orden de la producción de conocimientos, es normal que trabaje con conceptos de alto nivel de abstracción, sin embargo, ellos necesitan ser desagregados en otros conceptos menos abstractos que puedan a su vez desagregarse en categorías que den lugar a observables que puedan localizarse en las materialidades analizadas, que en este caso son los textos científicos. En síntesis, ese ha sido el proceder operacional de esta investigación que conjugó definiciones conceptuales con las definiciones operacionales que posibilitaban disminuir los niveles de abstracción.
Para la construcción del instrumento, el principal elemento a asumir dentro de la propuesta metateórica de Anderson es su estructura nuclear en torno a los cuatro posicionamientos básicos, ya que aun cuando de manera explícita una teoría, formulación conceptual o su aplicación no se planteen y problematicen sobre estas cuestiones, desde el momento en que deciden abordar un determinado objeto de estudio y lo hacen de una manera específica, ya han asumido posiciones en torno a esos cuatro componentes básicos que determinan el curso de la investigación y sus resultados. También se asume la estrecha interrelación existente entre los diferentes componentes básicos y los elementos que lo integran, ya que los posicionamientos que se asumen respecto a unos se relacionan, afectan e incluso determinan las posiciones en otros.
La propuesta metateórica que aquí presento tiene como soportes fundamentales los posicionamientos básicos ontológicos, axiológicos, epistemológicos y metodológicos4 (Ver Figura 1) que a su vez se componen por conceptos y categorías más concretos con las respectivas posibilidades que se pueden asumir respecto a ellos. La diferenciación que aquí propongo en cuanto a conceptos y categorías está dada por la cercanía respecto a la forma observable de la posibilidad que se analiza. Mientras más concreta sea, hace referencia a categorías y a medida que se aumenta el grado de abstracción se habla de conceptos.
El objetivo fundamental de la aplicación de este instrumento a una teoría, sistema conceptual o conjunto de investigaciones plasmadas en textos científicos es la explicitación de aquellas asunciones implícitas que estructuran y soportan los resultados que se obtienen en la investigación.
El conocimiento y análisis de estas asunciones, reflejadas en las posibilidades asumidas en torno a los elementos que conforman los diferentes posicionamientos, permiten tener una idea del alcance que posee un determinado sistema conceptual, sus características, sus niveles de coherencia interna, y también sus límites y limitaciones para el análisis de un objeto de estudio determinado. Utilizando una metáfora, puede decirse que los sistemas conceptuales son lentes que empleamos para observar la realidad; los cuales pueden hacer que veamos con mayor o menor aumento, con distintas coloraciones y niveles de enfoque. En ese sentido, el análisis metateórico es el instrumento que nos permite conocer las características de los cristales con los que observamos la realidad.
Posicionamientos ontológicos
Al igual que en la propuesta de Anderson, el análisis de los posicionamientos ontológicos que subyacen o se encuentran explícitos en un texto científico está centrado en el estudio del tipo de realidad con que se trabaja y los componentes de esta que son tomados en cuenta como parte del fenómeno estudiado. Este posicionamiento se desagrega en tres conceptos fundamentales: el criterio de lo real, las relaciones entre los elementos constituyentes de la realidad y la constitución del individuo (Ver Figura 2).
La investigación del primero de estos conceptos busca dilucidar cuál es el objeto de explicación, si la investigación concibe la realidad con existencia autónoma e independiente o si por el contrario considera que está construida socialmente en interacción con los hechos brutos, y cuáles son los elementos (individuos, agrupaciones sociales, instituciones, temas y relaciones) que tiene en cuenta y forman parte del proceso de investigación. El estudio de este primer concepto con sus categorías y posibilidades permite mapear en primer lugar los terrenos en los cuales se mueve la investigación, lo cual constituye un punto fundamental para determinar su alcance y también sus límites, sobre todo cuando comparamos el contenido de la teoría, con la observación que hacemos de las manifestaciones del objeto de estudio en la vida real.
Una vez explicitados los elementos de la realidad tenidos en cuenta resulta útil determinar los tipos de relaciones causales y temporales que se reconocen entre estos elementos. Es decir, dejar en claro si se tiene en cuenta la cuestión de la causalidad, si se hace de manera unívoca, multicausal, recíproca o recursiva; si se tiene en cuenta la cuestión de la temporalidad y si se trabaja con una temporalidad única o con diferentes temporalidades de acuerdo a los objetos estudiados. En el caso de las relaciones de causalidad estas determinan en gran medida la orientación y el alcance explicativo de la investigación, mientras que las de temporalidad inciden de manera directa en la ubicación y comprensión que se realiza del objeto estudiado y sus interacciones con su entorno, por lo cual su conocimiento y análisis crítico puede resultar muy productivo para el investigador.
Con estos resultados, ya puede tenerse un análisis de los tipos de sujetos, temas, agrupaciones sociales e instituciones que tiene en cuenta una teoría, las relaciones que han logrado identificar y estudiar entre estos elementos y cómo son dichas relaciones. Solamente con esta información, ya puede tenerse una idea de lo adecuado de la teoría escogida para analizar un fenómeno determinado y de las áreas que necesitan ser perfeccionadas para abordar dichos fenómenos.
El último concepto que conforma los posicionamientos ontológicos es la constitución del individuo. Aun cuando los individuos están contenidos como parte de los elementos constituyentes de la realidad, el lugar preponderante que estos ocupan en las investigaciones en Ciencias Sociales, hace que sea necesario tener en cuenta algunas categorías específicas, ya que son determinantes para las conclusiones a las que se arriba en la investigación.
Entre las múltiples categorías con que pueden definirse a los individuos, considero que es vital para la comprensión de una investigación científica, identificar la identidad y las capacidades de agencia que se le reconocen a los sujetos estudiados. Que los individuos sean concebidos de manera abstracta o concreta (entre otras posibilidades), constituye un posicionamiento ontológico que incide totalmente sobre los resultados de las investigaciones y lo mismo sucede con la posición asumida en cuanto a las posibilidades de transformación que posee el sujeto o la determinación que ejercen sobre él las estructuras e instituciones. Sirvan de ejemplo los resultados contrapuestos a los que se puede arribar en un estudio de recepción realizado desde posiciones positivistas y otro fenomenológico, entre otras cuestiones, por las diferencias ontológicas que asumen respecto a los sujetos. Incluso, el hecho de que dentro de un mismo estudio a unos sujetos se les reconozcan capacidad de transformación y consideren su anclaje sociocultural, mientras que otros sean vistos como individuos pasivos y determinados solamente por sus características sociodemográficas, no solo incide en los resultados del estudio, sino que también ofrece mucha información sobre los intereses y orientaciones de valor que priman en dicha investigación.
Posicionamientos axiológicos
En los posicionamientos axiológicos se expresan cuestiones relacionadas con los valores que marcan una investigación o teoría. El examen de esta clase de posicionamientos valiéndose solamente del contenido explícito en los textos, limita bastante su análisis, no obstante, se pueden estudiar tres categorías que dan información sobre las proyecciones de la investigación: presencia de juicios valorativos, finalidad de la investigación y audiencia a la que se dirige la investigación (Ver Figura 3).
El estudio de los juicios de valor que se enuncian en la investigación se estructura a partir de las valoraciones que se expresan o no sobre los sujetos, los objetos estudiados y las relaciones que se establecen entre ellos, las instituciones y sistemas sociopolíticos en que se enmarca el objeto de estudio y las implicaciones que se le señalan al fenómeno estudiado. Este es un aspecto que puede conducir a conjuntos de informaciones valiosísimas, ya que suele sacar a la luz la diferencia de posturas respecto a determinados tipos de sujetos, así como el nivel de compromiso y la inclinación ideológica de los investigadores, lo cual −quiérase o no− incide frontalmente en los resultados de investigación a los que se arriba.
Esta información se complementa con la finalidad que persigue la investigación. Cuando somos capaces de determinar si el conocimiento generado tiene como finalidad incidir solamente sobre el propio plano académico o aportar de manera instrumental medios sin cuestionar los fines o si por el contrario se asume una posición crítica o emancipadora, entonces pueden interpretarse de mejor manera los resultados obtenidos y comprender muchas de las decisiones tomadas por los investigadores a nivel ontológico, epistemológico y metodológico, ya que todos los posicionamientos se encuentran interrelacionados.
Por último, los posicionamientos axiológicos incluyen el análisis de la audiencia declarada en el texto a la que se dirige la investigación. Enfocar los resultados de la investigación hacia un público disciplinar, del ámbito científico y académico más amplio o de otros sectores de la sociedad dice mucho de los objetivos que persigue el investigador con su trabajo y puede dar una idea de cuánto tiene o le falta por tener a determinado tipo de investigación en términos de alcance y proyección.
Conocer y tener claridad de los posicionamientos axiológicos que subyacen a una determinada teoría, corriente de investigación o estudio en particular, es vital por las implicaciones y el impacto del conocimiento científico sobre la vida social. Pero, sobre todo, cuando la investigación se realiza desde un área geográfica tradicionalmente receptora de teorías foráneas -como es el caso de América Latina- es vital tener claridad en estos aspectos, para evitar reproducir a nivel epistemológico y metodológico los posicionamientos axiológicos de supuesta neutralidad que caracterizan a muchas de las teorías de corte positivista y administrativa con que se trabajan en las Ciencias Sociales.
Posicionamientos epistemológicos
La explicitación y desentrañamiento de los posicionamientos epistemológicos que asume una investigación es medular para comprender los resultados que esta expone, ya que estos se relacionan directamente con los procesos de construcción del conocimiento. Los posicionamientos epistemológicos están conformados por tres conceptos fundamentales: construcción del conocimiento, conceptualización del objeto de estudio y justificación epistémica (ver Figura 4).
El análisis del primero de estos conceptos tiene entre sus objetivos determinar los tipos de conocimientos (científico, cotidiano o de otros tipos) a los cuales se recurre para abordar el objeto de estudio; la posición asumida en torno a esta categoría tiene mucho que ver con los posicionamientos axiológicos de la investigación y los tipos de sujetos tenidos en cuenta. Otro elemento importante es la perspectiva desde la que se construye el conocimiento, puesto que la selección de una perspectiva disciplinar, bidisciplinar, multidisciplinar o transdisciplinar, no solo ayuda a entender la tradición y genealogía de la que se nutre el estudio, sino que también permite visualizar posibilidades de complementación a partir de la identificación de aquellos campos de saberes que no explora y que pudieran contribuir a la comprensión del fenómeno.
Algo similar sucede con la finalidad cognoscitiva que asume la investigación, pues identificar si estamos en presencia de un estudio descriptivo, explicativo o prospectivo, no solo permite comprender los objetivos que se plantea, sino que también posibilita la identificación de los límites epistémicos que posee el estudio, evita que se le hagan exigencias que rebasen sus objetivos declarados y permite que para futuras investigaciones se proponga la búsqueda de nuevas finalidades en función de las necesidades y posibilidades del propio objeto de estudio y los investigadores que lo analizan.
Por su parte la conceptualización del objeto de estudio encierra varios de los elementos claves de la investigación pues hace referencia a cómo se definen y operacionalizan en términos conceptuales y relacionales los sujetos, agrupaciones, instituciones, temas y relaciones que se le reconocen al objeto de estudio. Cuando un investigador logra definir de manera clara la forma en que estos elementos han sido conceptualizados y operacionalizados en las teorías o investigaciones que utiliza como soporte para sus estudios, es capaz de vislumbrar el por qué de los resultados que se obtienen a partir del uso de una determinada teoría o corriente de investigación. Si pensamos en términos de metodología de la investigación, el estudio de este concepto sería algo similar a la reconstrucción de las categorías analíticas utilizadas en las investigaciones. Como puede inferirse, es uno de los momentos más complejos del análisis metateórico, pero sin duda es también uno de los que más información aporta y a partir del cual se puede realizar un trabajo crítico profundo en función de la superación de algunos límites epistémicos que necesiten ser rebasados y también del mejoramiento de posiciones detectadas que atenten contra la comprensión del fenómeno estudiado.
Los posicionamientos epistemológicos se completan con el concepto Justificación epistémica, es decir, los elementos que se emplean para soportar y validar aquellos resultados que se plantean en la investigación. Un primer elemento es determinar el grado de complejidad y estructuración en que son formuladas las aseveraciones (los resultados) de la investigación para saber si son enunciados como proposiciones, leyes o teorías, lo cual ayuda a identificar el grado de consolidación alcanzado por una corriente investigativa en la comprensión de un objeto de estudio y la posibilidad de avanzar en la articulación de los conocimientos obtenidos siempre y cuando estos lo permitan. Existen líneas de investigación que han producido una cantidad significativa de resultados los cuales se enuncian como proposiciones restringidas a fenómenos particulares, sin embargo, no han logrado articularlas de manera coherente en leyes o teorías. El análisis de la categoría Articulación de las unidades aseverativas permite identificar estas situaciones y proyectar el trabajo en función de ello.
También, la justificación epistémica incluye como categorías la justificación argumentativa (soportes conceptuales) y la justificación práctica (soportes empíricos) que emplean los investigadores para calzar sus resultados. El análisis de la justificación argumentativa permite identificar los conocimientos a priori, las investigaciones previas o los sistemas conceptuales que se utilizan como puntos de partida o soportes para ciertos enunciados que se asumen como válidos sin ser investigados directamente y a partir de los cuales se procederá a construir los resultados de la investigación. Usando un símil, podría decirse que son los cimientos del edificio de la investigación y que de su firmeza depende en buena medida la de todo el edificio. El análisis crítico de este aspecto ofrece muchísimos datos para interpretar el rigor y solidez del sistema conceptual o línea de investigación con la que se trabaja, así como las posibilidades de complementación con otras teorías o resultados de investigación.
Por su parte, la justificación práctica son aquellos elementos empleados como evidencia empírica para calzar los resultados, los cuales emergen de la aplicación de los instrumentos de investigación. Si la justificación argumentativa puede considerarse la base de la investigación, la justificación práctica puede verse como la estructura que sostiene todos los resultados. Cuando se analiza esta categoría y se evidencia que los resultados de una investigación están construidos a partir de un grupo específico de elementos (por ejemplo, respuestas de los individuos, temas resaltados por los medios, encuadres) se puede pensar en explorar otras vías que permitan variar y consolidar los resultados. Ambos tipos de justificaciones deben complementarse para ofrecer una mayor solidez a la investigación, lo cual constituye la última categoría del concepto Justificación epistémica a la cual debe atenderse para evitar inconsistencias y cabos sueltos en los estudios.
Posicionamientos metodológicos
Una vez que se han determinado las posibilidades asumidas en torno a los posicionamientos ontológicos, axiológicos y epistemológicos, toca analizar las repercusiones de estas decisiones en el proceder metodológico, o sea, en los procedimientos empleados para la obtención de la evidencia empírica. Las cuatro categorías que corresponde estudiar en este nivel son: los métodos y técnicas empleados, la codificación de los datos y el proceso de transformación y análisis de los datos (Ver Figura 5).
No todos los formatos de textos científicos ofrecen la misma cantidad de información sobre las cuestiones metodológicas debido a las extensiones con que cuentan cada uno, lo cual limita en cierta medida la información que puede obtenerse sobre procedimientos metodológicos que inciden sobre el resultado de la investigación.
Sin embargo, cuestiones como la determinación de los métodos y las técnicas empleados por los investigadores, ayudan no solo a comprender cómo se concretan de manera práctica el resto de los posicionamientos asumidos, sino que también permiten visualizar cómo la exploración de nuevas rutas metodológicas podría ayudar a iluminar aspectos del fenómeno que se consideran de importancia y cuya riqueza explicativa no se logra explotar con los procedimientos empleados.
En cuanto a la codificación de los datos, el análisis de esta categoría permite acceder al proceso mediante el cual investigador construye, selecciona y agrupa la evidencia empírica en función de determinados intereses. Este es un proceso que ofrece mucha información adicional sobre los tipos de resultados que se obtienen, ya que los datos no “hablan”, sino que los investigadores “los hacen hablar”, y la manera en que son codificados es la primera parte de ese proceso. Dice mucho que el estudio de los sujetos se haga atendiendo a variables demográficas o a interacciones y relaciones. Por otro lado, puede que en las investigaciones los autores hagan referencia a múltiples elementos e incluso los utilicen con intenciones explicativas, pero son aquellos elementos que se codifican sobre los que recae el verdadero peso de la investigación, lo cual permite identificar cuándo estamos en presencia de una justificación práctica bien trabajada o simplemente de especulaciones que no se presentan como tal.
Por último, está la cuestión de la transformación y análisis de los datos, que puede realizarse de manera cuantitativa, cualitativa o mixta y que viene a ser el cierre, tanto de las posibilidades asumidas en el resto de las categorías del posicionamiento metodológico como en los otros posicionamientos.
Como puede apreciarse, el análisis de los posicionamientos básicos metodológicos busca explicitar y entender los cómo de la investigación y en estos se encuentra gran cantidad de evidencia que funciona a manera de indicios para poder determinar las asunciones que caracterizan a los otros posicionamientos.
Procedimiento para la aplicación del instrumento
El primer paso para la aplicación del instrumento es la selección de la muestra a estudiar. En este caso, la determinación de la misma queda por parte del investigador, los objetivos que persiga y los recursos (tiempo, colaboradores) con que cuente.
Al ser un instrumento complejo, exhaustivo y trabajoso, es recomendable utilizar muestras que no sean demasiado extensas, pero que logren captar la variedad y evolución del sistema conceptual estudiado. De cualquier manera, como ocurre en la conformación de cualquier muestra, lo más importante es que se tenga claridad de la relación que guardan los criterios de selección con los objetivos del estudio y las repercusiones que tienen los recortes aplicados sobre los resultados que se obtienen.
El esquema de aplicación del instrumento ha sido diseñado intencionalmente para que no pueda existir ningún observable, categoría
o concepto que no tenga un anclaje o evidencia real identificable dentro del texto o en la ausencia del mismo. Consiste en buscar en cada texto analizado la evidencia empírica, explicitada textualmente que permita reconocer la asunción de una determinada posibilidad respecto a los diversos conceptos y categorías que se analizan.
El carácter descriptivo del instrumento busca evitar las suposiciones en el vacío, aunque ello no significa que la selección de las estructuras textuales que se escojan como evidencia de un observable esté libre de determinado grado de subjetividad en las lecturas que puede hacer quien investiga.
El instrumento de análisis está formado por los conceptos y categorías enunciados en el epígrafe anterior. Está diseñado en forma de tabla con dos espacios para cada categoría, uno denominado Codificador en el cual se coloca la posibilidad que los autores de los textos asumen en cada categoría y otro denominado Evidencia Empírica en el que se ubican los fragmentos de textos que respaldan la posibilidad seleccionada. En la Figura 6 se muestran las tablas correspondientes al análisis de los posicionamientos ontológicos y axiológicos, al resto de los posicionamientos les corresponden tablas similares formadas por sus respectivos conceptos, categorías y posibilidades.
Por ejemplo, si tomamos el artículo seminal de la teoría de la Agenda Setting, y analizamos la posibilidad asumida respecto a la categoría Tipo de realidad asumida de los Posicionamientos ontológicos, podemos decir que los autores trabajan con una realidad Construida socialmente en interacción con los hechos brutos lo cual se evidencia cuando plantean: “Mucho de lo que la gente sabe les llega de ‘segunda’ o ‘tercera’ mano a través de los medios de comunicación u otras personas” (McCombs & Shaw, 1972, p. 176).
Igual trabajo debe realizarse en el resto de las categorías, de forma tal que el instrumento dé cuenta de las posibilidades asumidas por los autores en cada investigación y presente la evidencia empírica −fragmentos textuales− que justifiquen la elección seleccionada. Este es un paso crucial dentro de este estudio, ya que ningún autor enuncia de manera explícita las posibilidades que asume en la mayoría de las categorías, por tanto, la elección de una posibilidad es un ejercicio, una valoración que corresponde a quien realiza la observación de segundo orden, pero que al ser justificada con fragmentos textuales de la obra analizada, limita –un poco, aunque no del todo- las posibilidades de que el analista tergiverse o confunda las intenciones de los autores de los artículos.
Una vez que se ha aplicado el instrumento a la muestra seleccionada, corresponde entonces al investigador proceder a realizar las interpretaciones que estos datos le sugieren.
Conclusiones y recomendaciones
En la observación cotidiana que hacemos de la vida social y en la investigación de fenómenos de la realidad siempre inciden un grupo de posicionamientos que de manera consciente o no asumimos respecto a la cuestión de la realidad, los valores, la producción del conocimiento y las formas en que obtenemos dicho conocimiento. La mayoría de los sistemas conceptuales que utilizamos como base teórica para nuestras investigaciones, también traen implícitas posibilidades asumidas en torno a estos aspectos, los cuales definen los resultados que se obtienen en las investigaciones y que muchas veces asumimos acríticamente, incluso sin darnos cuenta.
Este trabajo ha presentado un instrumento conceptual-metodológico que puede ayudar a una mejor comprensión de las teorías o modelos de investigación que asumimos para observar la realidad. Su aplicación tiene como objetivo obtener de manera estructurada información que posibilite un análisis crítico de los sistemas conceptuales y cuerpos de investigaciones empleados como referencia, para así comprender las posibilidades que ofrecen para el análisis de un objeto de estudio determinado, los límites y limitaciones que presentan y las posibilidades de complementación con otros cuerpos teóricos o tradiciones investigativas.
La carencia de este tipo de instrumentos dentro de las Ciencias Sociales, las debilidades en el trabajo conceptual dentro del campo y la poca presencia de contenidos relacionados con Filosofía de la Ciencia, Epistemología y generación de teorías en buena parte de los estudios de pregrado y postgrado del campo de la Comunicación, hacen recomendable el análisis y debate de este tipo de instrumentos en función de su aplicación y validación.
Por otra parte, la aplicación de este instrumento a los diferentes sistemas conceptuales que con frecuencia se emplean en los estudios en Comunicación permitiría un conocimiento más profundo de estos, superando incluso algunas de las etiquetas con las que tradicionalmente han sido catalogados y simplificados. Por ejemplo, un estudio que aplicó este instrumento a investigaciones que emplean la Teoría de la Agenda Setting para el estudio de los fenómenos de relaciones entre agendas (Gallego, 2016) posibilitó identificar, dentro de esta tradición de investigación, matices y posturas generalmente desconocidos en los textos que sistematizan esta teoría y además, identificar una serie de limitaciones que atentan contra la comprensión del fenómeno de las relaciones entre agendas y que pueden ser resueltas a partir de las posibilidades que ofrece la propia teoría.
Por otro lado, el hecho de tener en cuenta no solo los textos fundacionales de las teorías, sino también su evolución a partir de las múlti-
ples y variadas investigaciones que los emplean como marcos conceptuales, posibilita tener una idea más completa, vívida y actualizada de dichos cuerpos conceptuales.
Si bien lo que aquí he propuesto como el análisis metateórico de textos científicos puede llegar a convertirse en una forma de razonamiento incorporada de manera orgánica a la investigación científica −como parte de la vigilancia epistemológica−, sería útil la creación de grupos de investigación o la concreción de estudios que se propongan aplicarlo a diferentes cuerpos conceptuales, de manera que vayan produciendo un conocimiento estructurado y estandarizado que posibilite la caracterización y agrupamiento de los diferentes sistemas conceptuales empleados –o que pudieran emplearse- para el estudio de la Comunicación, así como la identificación de sus límites, limitaciones y posibilidades de complementación. Un trabajo, sin duda arduo y complejo, pero que vale la pena llevar a cabo por los resultados que aportaría.
Referencias bibliográficas
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1 El presente artículo forma parte de los resultados de la tesis de maestría del autor, titulada Análisis metateórico del estudio de las relaciones entre agendas públicas, mediáticas e institucionales en las investigaciones que emplean la Teoría de la Agenda Setting: implicaciones para la comprensión del fenómeno de las relaciones entre agendas, Universidad de Guadalajara, México, 2016, dirigida por el Dr. Carlos Vidales Gonzáles.
2 Universidad de Camagüey, Cuba.
Correo electrónico: jose.gallego@reduc.edu.cu
Fecha de recepción: 14/03/17. Aceptación: 19/06/17.
3 Un análisis más detallado de la propuesta de Anderson, sus límites y limitaciones puede encontrarse en Gallego (2016).
4 Estos sustituyen a los praxeológicos presentados por Anderson en su propuesta, debido a la imposibilidad de observar en los textos científicos algunos de los indicadores que implican los posicionamientos praxeológicos. Más información sobre la fundamentación de esta decisión puede encontrarse en Gallego (2016).