Del encierro a la libertad: análisis de la espacialidad en Las amargas lágrimas de Petra von Kant y La pasión según Berenice

From confinement to freedom: analysis of spatiality in The Bitter Tears of Petra von Kant and The Passion of Berenice

Maximiliano Maza Pérez1

http://orcid.org/0000-0002-0047-8915

El artículo presenta el análisis descriptivo de las estrategias de representación espacial utilizadas en Las amargas lágrimas de Petra von Kant de Rainer Werner Fassbinder y La pasión según Berenice de Jaime Humberto Hermosillo. El estudio se desarrolla en dos fases: puesta en escena y puesta en cuadro. Se analizan las funciones del paisaje cinematográfico y se explica la espacialidad o conjunto de significados expresados a través de los espacios presentados en cada filme.

Palabras clave: Rainer Werner Fassbinder, Jaime Humberto Hermosillo, cine, escena, espacialidad.

This article presents the descriptive analysis of the strategies of spatial representation used in The Bitter Tears of Petra von Kant by Rainer Werner Fassbinder and The Passion of Berenice by Jaime Humberto Hermosillo. The study is developed in two phases: mise-en-scène and framing. The paper analyzes the functions of the cinematographic landscape and explains the spatiality or set of meanings expressed through the spaces shown in each film.

Keywords: Rainer Werner Fassbinder, Jaime Humberto Hermosillo, film, scene, spatiality.

Cine alemán y cine mexicano: entre crisis y resurgimientos

Durante la década de 1960, las cinematografías de Alemania2 y México experimentaron procesos de transformación como consecuencia de sus respectivas crisis de postguerra. Tras el desmantelamiento de la poderosa industria que prosperó bajo el régimen nazi, el cine alemán redujo notablemente su producción y se orientó hacia el mercado interno, con películas baratas y escapistas (Knight, 2004). Por su parte, el cine mexicano perdió la supremacía en los mercados hispanohablantes que había obtenido durante la Segunda Guerra Mundial y también disminuyó el número de películas producidas anualmente, a tal grado que “ya nunca se volvería a la producción cercana al centenar de cintas anuales” (García Riera, 1998, p. 234).

Las crisis no solo se reflejaban en la producción de películas, sino también en la creatividad. En febrero de 1962, un grupo de cineastas jóvenes que participaba en el Festival de Cortometrajes de Oberhausen distribuyó un manifiesto en el que anunciaba la muerte del viejo cine y declaraba su “intención de crear el nuevo cine alemán” (MacKenzie, 2014, p. 153). Un año antes, en la Ciudad de México, algunos críticos y aspirantes a directores de cine reunidos en torno a la revista Nuevo Cine habían hecho lo propio y declaraban que entre sus objetivos estaba “mejorar el deprimente estado del cine mexicano; promover la producción y libertad de exhibición de un cine independiente … y promover el desarrollo de la cultura fílmica en México” (MacKenzie, 2014, p. 210).

Ambos procesos transitaron por rumbos paralelos a lo largo de la década siguiente, aunque en sus respectivas búsquedas por incentivar la producción de un cine de calidad, las estrategias particulares fueron distintas. Mientras que Alemania desarrolló un sistema de subsidios públicos para producir, distribuir y exhibir cine a bajo costo, la intervención del gobierno de México fue más radical y condujo a lo que Emilio García Riera denominó como “algo único en el mundo: la virtual estatización del cine nacional en un país no gobernado por comunistas” (1998, p. 278). En aquel cine mexicano de producción estatal, los recursos económicos inyectados a la hasta entonces moribunda industria fílmica fueron abundantes y, en muchas ocasiones, no se escatimaron para producir cintas de gran presupuesto.

El distinto grado de intervención estatal en la producción fílmica de cada país contribuyó a diferenciar el modelo autoral dominante en ambas cinematografías durante la década de 1970. La forma de trabajar en el nuevo cine alemán, asociada con el quehacer artístico individual y alejada de los patrones industriales, ofrecía al cineasta un mayor control sobre su obra, al mismo tiempo que le otorgaba grandes libertades de creación y expresión (Knight, 2004). En México, aunque la producción auspiciada por el Estado no promovió el cine independiente ni brindó gran libertad creativa, sí permitió que los nuevos realizadores trabajaran en condiciones equivalentes a las de los directores de la época dorada del cine industrial, al otorgarles acceso a mano de obra calificada y a una infraestructura completamente renovada.

Fassbinder y Hermosillo

Las trayectorias fílmicas de Rainer Werner Fassbinder (Bad Wörishofen, 1945 - Múnich, 1982) y Jaime Humberto Hermosillo (Aguascalientes, 1942) se desarrollaron en paralelo hasta la muerte del realizador alemán. Ambos filmaron sus primeros cortos en 1965, estrenaron
sus primeras cintas importantes en 1969 y, para 1972, estaban integrados por completo a las industrias fílmicas de sus respectivos países. Las similitudes entre sus carreras no son solo cronológicas. La frecuencia con que ambos abordaron historias centradas alrededor de personajes femeninos fuertes y complejos, su tendencia a incorporar pasajes autobiográficos en sus películas y, sobre todo, su enorme y subversiva capacidad para romper con todo tipo de convencionalismos y denunciar la hipocresía de los sectores clave de sus respectivas sociedades, son tan solo algunos de los factores que permiten establecer una relación dialógica entre sus filmografías. Declarado admirador de Fassbinder, Hermosillo considera a
Las amargas lágrimas de Petra von Kant (Die bitteren Tränen der Petra von Kant, 1972) como una de sus cintas favoritas y una de las que más le han influido, al grado de que es posible localizar sus ecos en películas suyas como Confidencias (1982) o Encuentro inesperado (1993).

El cultivo del melodrama constituye otro punto de conexión entre el cine de Fassbinder y el de Hermosillo. A lo largo de su carrera, Fassbinder mencionó en distintas ocasiones que se acercó a ese género a partir de 1971, tras descubrir el cine realizado en Hollywood por su compatriota Douglas Sirk, en particular sus melodramas filmados para Universal Pictures: Sublime obsesión (Magnificent Obsession, 1954); Lo que el cielo nos da (All That Heaven Allows, 1955); Escrito en el viento (Written on the Wind, 1956); Tiempo de vivir y tiempo de morir (A Time to Love and a Time to Die, 1958) e Imitación de la vida (Imitation of Life, 1959). Por su parte, los primeros contactos de Hermosillo con el melodrama se remontan a sus años de cinéfilo aficionado en su natal Aguascalientes, a partir de su admiración por los clásicos de Hollywood y del cine mexicano. Tal como observa Valdés Peña (2013): “Hermosillo se reconoce tanto en el melodrama de Douglas Sirk y George Cukor, como en el retrato social de la clase media mexicana que Alejandro Galindo sublimara en Una familia de tantas” (s.p.). En todo caso, ambos realizadores recurrieron al melodrama con la intención de replantear los convencionalismos del género, ya fuese provocando el distanciamiento emocional de la audiencia, en el caso de Fassbinder, o a través de la introducción de personajes transgresores en ambientes familiares para el espectador, un recurso característico del cine de Hermosillo en películas como Los nuestros (1970), La verdadera vocación de Magdalena (1972) o La pasión según Berenice (1976).

Como género que, en palabras de Fernández Violante (2000), “propone conflictos entre seres humanos, sean estos de orden individual o frente a la colectividad” (p. 35), el melodrama cinematográfico admite un amplio rango de formas de representación del espacio, aunque por lo general se le asocia con aquellas alejadas del realismo. Así lo observa Haralovich (1990) en su análisis sobre color, espacio y melodrama en Lo que el cielo nos da. La autora afirma que “en el melodrama, las bases ideológicas de la vida social se dan a través de la estructura narrativa y mediante la expresión cinematográfica, especialmente en los detalles de la puesta en escena” (p. 57). Sin embargo, Chanan considera que, en términos espaciales, el melodrama cinematográfico latinoamericano constituye uno de los géneros realistas por excelencia. Al referirse a Latinoamérica como una región marcada “por una cinematografía que conlleva un sentimiento especial por el espacio social real” (1998, s.p.), Chanan reivindica el uso de locaciones exteriores, luz natural y sonido directo como tres características del modo de representación espacial del cine latinoamericano de cualquier género, incluyendo al melodrama. Para Chanan, más que el estilo de interpretación actoral o el origen del relato en la vida cotidiana, es el modo de representación espacial lo que define el realismo en el cine latinoamericano, particularmente en el melodrama.

La importancia del espacio en los melodramas dirigidos por Fassbinder es destacada por Segond (1983) al afirmar que en ellos “el espacio está cerrado tanto temática … como espacialmente” (p. 32) y que su manejo estilizado evoca algunos géneros dramáticos medievales, como las moralidades o los autos sacramentales, en los que se utilizaban tapices y escenografías giratorias para representar diferentes escenarios, así como el teatro de cámara (Kammerspiel) alemán de los años veinte, especialmente el producido por la compañía de Max Reinhardt y su equivalente fílmico, el denominado Kammerspielfilm, con sus complejos personajes atrapados en espacios reducidos y fotografiados mediante estilizados movimientos de cámara, dos procedimientos estéticos utilizados por el cine expresionista en películas como El gabinete del Dr. Caligari (Das Cabinet des Dr. Caligari, 1920) y El último (Der letzte Mann, 1924). Fassbinder devolvió al cine alemán una tradición de representación espacial que emigró a Hollywood desde la República de Weimar y que tuvo manifestaciones importantes en el film noir, el cine de Hitchcock y de Orson Welles, así como en los melodramas de Sirk ya mencionados. En el caso de la obra fílmica de Hermosillo, la selección y manera de representar los diferentes espacios en sus melodramas corresponden más a una tradición naturalista, iniciada por Luis Buñuel en Los olvidados (1950), que al clasicismo de la puesta en escena de directores como Fernando de Fuentes, Julio Bracho o Roberto Gavaldón. En el cine de Hermosillo abundan las locaciones exteriores y los interiores caracterizados hasta el menor detalle, de modo que los espacios representados en sus filmes se perciben como reales y contribuyen a reforzar la verosimilitud del relato fílmico.

El análisis descriptivo

de la espacialidad fílmica

Aunque, en primera instancia, las estrategias de representación espacial de Fassbinder y Hermosillo parecieran dirigirse hacia extremos opuestos, es posible localizar elementos comparables en la manera en que ambos realizadores utilizan los movimientos de la cámara y el encuadre, de ahí que, con base en las consideraciones hasta aquí expuestas, la presente investigación se enfoca en el análisis descriptivo de las principales estrategias de representación espacial utilizadas por el cineasta alemán Fassbinder en Las amargas lágrimas de Petra von Kant (Petra von Kant) y por el director mexicano Hermosillo en La pasión según Berenice (Berenice). La comparación entre las aproximaciones de ambos realizadores hacia la espacialidad fílmica, es decir, hacia el conjunto de significados expresados a través de los espacios en los que se lleva a cabo la acción dramática y la forma en que estos son representados en el filme, permitirá establecer paralelismos e identificar singularidades en dos cintas que recurren al melodrama para explorar cuestiones como la soledad, la represión, el anhelo de amor y libertad, así como las relaciones de poder en el universo femenino.

El análisis descriptivo de la espacialidad en ambos filmes se desarrolla a partir de las siguientes preguntas de investigación:

1) ¿Qué funciones cumple el paisaje cinematográfico en Las amargas lágrimas de Petra von Kant y en La pasión según Berenice?

2) ¿Cómo contribuye la espacialidad de cada película a explorar las cuestiones que interesan a sus realizadores, en particular la falta de libertad y las carencias afectivas de sus personajes femeninos?

Como herramienta metodológica para analizar la espacialidad fílmica, el análisis descriptivo se puede llevar a cabo a partir de cualquiera de los tres niveles de representación del espacio en una película: puesta en escena; puesta en cuadro, encuadre o framing; y puesta en serie o montaje. Aunque tradicionalmente este tipo de análisis se suele concentrar en el nivel de la puesta en escena, en el presente estudio se destacará igualmente el nivel de la puesta en cuadro, con base en la consideración de Soja de que el espacio físico no tiene mayor relevancia frente a la forma en que se organiza y que solo adquiere significado a través de “la traducción social, la transformación y la experiencia” (1996, p. 80).

Asimismo, se discutirá la presencia en ambos filmes de otros tipos de espacios, sean estos invisibles, como los espacios latentes, o visibles, como los espacios psicológicos, que contribuyen a amplificar significativamente la espacialidad del filme, de acuerdo con la tipología de espacios fílmicos de Neira Piñeiro (2003).

El análisis descriptivo se desarrolla en dos fases: en la primera, de naturaleza exploratoria, se identifican y jerarquizan los elementos que integran la puesta en escena, se interpretan sus significados particulares y se describe la manera en que se combinan bajo el concepto de paisaje cinematográfico; en la segunda, de carácter dilucidador, se analizan las técnicas cinematográficas utilizadas en la puesta en cuadro, así como la forma en que esta organiza y transforma el paisaje cinematográfico. A continuación, se localizan y discuten los demás tipos de espacio que forman parte de la espacialidad del filme. Finalmente, se establecen las funciones que cumple cada paisaje cinematográfico y se explica la espacialidad expresada en ambas películas.

Primera fase: análisis descriptivo

de la puesta en escena en Petra von Kant y Berenice

En su vertiente cinematográfica, la puesta en escena se define como la combinación de elementos significativos de naturaleza visual y sonora contenidos en cada escena de un filme que “dan consistencia y espesor al mundo representado en la pantalla” (Casetti & di Chio, 2007, p. 112). En Petra von Kant, la puesta en escena entera del filme está contenida dentro de un único lugar cerrado: la habitación de Petra que funge como recámara, despacho y lugar de reunión para la protagonista. En ese microcosmos se desarrolla una trama de encuentros y desencuentros amorosos entre Petra, una afamada diseñadora de modas, y Karin, una joven aspirante a modelo recién llegada a Alemania. Cerca de ellas, siempre al margen y en silencio, se mueve Marlene, la fiel secretaria, asistente de diseño y sirviente de Petra, quien representa el principal contrapeso dramático de la historia y ofrece un punto de vista testimonial con el que el espectador se puede identificar. El conjunto de personajes se completa con Valerie, Gabriele y Sidonie, madre, hija y prima de Petra respectivamente.

En contraste, la puesta en escena general de Berenice se despliega en diferentes sitios de una tranquila ciudad de la provincia mexicana que resulta ser Aguascalientes, cuna de Jaime Humberto Hermosillo. A pesar de la cantidad y variedad de escenarios en los que se desarrolla la historia, el conjunto de espacios se representa como un entorno asfixiante para Berenice, una mujer pasional y dueña de un fuerte temperamento, que se ha tenido que adaptar a las costumbres de una sociedad profundamente conservadora. Su vida rutinaria como profesora de taquimecanografía y dama de compañía de doña Josefina, su anciana madrina, se altera con la llegada de Rodrigo, un joven que regresa para asistir al funeral de su padre, el médico de cabecera de doña Josefina. Extrovertido y de ideas modernas, Rodrigo parece representar la oportunidad que busca Berenice para escapar de su encierro y gozar de la libertad. Sin embargo, la mujer termina por descubrir que la única liberación que importa es la que ella puede brindarse a sí misma.

Función expresiva de la puesta en escena en

Las amargas lágrimas de Petra von Kant

En Petra von Kant, destaca la forma en que Fassbinder utiliza todos los recursos audiovisuales a su alcance para expresar diferentes significados, aun cuando la puesta en escena pareciera limitada por las estrechas dimensiones del escenario. En primer lugar, el colorido vestuario diseñado por Maja Lemcke representa el medio ambiente social en el que se desenvuelven los personajes de la historia (el mundo de la alta costura), al mismo tiempo que, al estar confeccionado con prendas que corresponden a diferentes épocas del siglo xx, subraya la atemporalidad de la historia. En términos expresivos, la principal función del vestuario es contribuir a comunicar los diferentes estados de ánimo de los personajes del filme, en particular los de Petra. Sus dramáticos cambios de vestidos y pelucas recalcan su inestabilidad emocional, a la vez que funcionan como indicadores del paso del tiempo. En contraste, la austeridad y permanencia del negro atuendo de Marlene expresan el profundo estado de soledad en que se encuentra sumido su personaje.

En segundo lugar, el decorado y los accesorios que caracterizan la puesta en escena contribuyen a enriquecer el conjunto de significados expresados en el filme y, particularmente, comunican la postura ideológica de Fassbinder con respecto a sus personajes y a la acción dramática. El elemento más destacado del decorado es la enorme reproducción de la pintura Midas ante Baco de Nicolás Poussin, pintor francés del siglo xvii, la cual ocupa por completo una de las paredes de la habitación de Petra. La obra3 representa el momento en que el rey Midas se muestra arrepentido y penitente ante el dios Baco, quien previamente le ha concedido el deseo de convertir en oro todo lo que toque. Este elemento del decorado funciona como metáfora de la relación entre Petra y Karin: como Midas, Petra se arrepiente de haber deseado a Karin porque al seducirla la transforma en una mujer frívola y cruel, lo opuesto a lo que ella anhela. La omnipresencia de la pintura representa la inexorable consecuencia de una relación basada en el desequilibrio de poder. Si como afirma Fassbinder en una entrevista realizada por Grant (1983), Petra von Kant es una cinta autobiográfica, el tamaño de la pintura de Poussin y su ubicación central en el decorado del filme representan la magnitud del daño que el cineasta percibía haber infligido en sus relaciones personales.

Otro de los accesorios que caracterizan la puesta en escena de Petra von Kant es la pareja de maniquíes que se localizan en la parte del fondo de la habitación. A diferencia de la pintura de Poussin, la función expresiva de este elemento de la puesta en escena se modifica a lo largo de la trama de la película. Al principio, los maniquíes no son más que las herramientas de trabajo que utiliza Marlene en su labor como dibujante de los diseños de Petra. Más adelante, las figuras adoptan poses que representan las etapas de la relación entre Petra y Karin.

Con respecto a la iluminación, Fassbinder aprovecha las características del lugar de rodaje4 para obtener efectos interesantes con la luz que entra a través de las persianas que cubren el ventanal ubicado frente a la cama de Petra. En diferentes momentos, el reflejo de las persianas entreabiertas “encarcela” a los personajes tras los barrotes simbólicos de sus emociones. Finalmente, en cuanto al sonido diegético, destaca el uso de la música que incluye temas musicales de Giuseppe Verdi (La Traviata), The Platters (Smoke Gets in your Eyes y The Great Pretender) y The Walker Brothers (In my Room), así como la utilización del sonido de la máquina de escribir de Marlene, que se convierte en su única y rabiosa forma de expresión sonora.

Función expresiva de la puesta en escena en

La pasión según Berenice

Como se mencionó anteriormente, Berenice se lleva a cabo en distintos escenarios exteriores e interiores de la ciudad de Aguascalientes. A diferencia de Petra von Kant, los elementos de la puesta en escena de
la película de Hermosillo no expresan la misma cantidad de significados particulares que se pueden extraer de cada elemento escénico del filme de Fassbinder. Sin embargo, esto no significa que
la puesta en escena de Berenice carezca de importancia, ni que sea inexistente. La cantidad de elementos utilizados en la puesta en escena es tan grande que resulta casi imposible singularizarlos. La película apuesta por los detalles minúsculos que pueden enfatizar la verosimilitud de los espacios y de la acción dramática.

En su libro-homenaje a la carrera del director, titulado Jaime Humberto Hermosillo en el país de las apariencias, Villaseñor (2002) pone en labios de la actriz Emma Roldán, intérprete de doña Josefina, la anécdota de que las medicinas que le hacían tomar en la película correspondían a las que un médico le hubiera recetado en el estado de salud de su personaje. Detalles de ese tipo refuerzan la apreciación de que la selección de las locaciones exteriores y la caracterización minuciosa de los interiores de Berenice intentan que el mundo diegético del filme se perciba como real.

Al enfatizar el realismo en el modo de representación espacial de Berenice, Hermosillo comunica la soledad y frustración experimentadas por la protagonista de una manera opuesta, pero igualmente efectiva, a la que utiliza Fassbinder en Petra von Kant. En apariencia, Berenice transita con libertad por las calles de Aguascalientes y se mueve a través de los pasillos de la casa que comparte con su madrina sin que ningún obstáculo se interponga en su camino. Sin embargo, la mujer es incapaz de escapar del encierro que significa vivir en una pequeña ciudad de la provincia mexicana, al cuidado de una anciana que no tiene para cuando morirse. De ahí la importancia del automóvil como elemento potencialmente transgresor de la puesta en escena, el único capaz de trascender la reclusión a la que está condenada la protagonista del filme. Así, cuando Rodrigo plantea que doña Josefina necesita respirar “el aire fresco del campo” para mejorar su salud, Berenice dice que quiere comprar un coche pero que no posee el dinero suficiente. Doña Josefina insiste en prestarle lo que le hace falta “con las condiciones usuales y la factura como garantía” y finalmente, con la ayuda de Rodrigo, convence a Berenice de comprar un coche nuevo. Irónicamente, el único elemento de la puesta en escena capaz de liberar a Berenice se convierte en su mayor atadura. Más adelante, cuando doña Josefina agoniza, Berenice sueña que escapa con Rodrigo en el auto. Un movimiento de la cámara revela un ataúd con el cuerpo de doña Josefina en el asiento trasero del coche mientras se escucha en off la voz de la anciana que le pide a Berenice que rece por ella y que recuerde quién le prestó el dinero para comprar el automóvil. Por esta razón, en la secuencia final, cuando Berenice prende fuego a la cama donde agoniza doña Josefina, el
auto queda abandonado y se incendia junto con el resto de la casa.

Características del paisaje cinematográfico

en Petra von Kant y Berenice

De acuerdo con Escher (2006), un paisaje cinematográfico o espacio donde se lleva a cabo la acción dramática del filme constituye “la representación [cinematográfica] de la escenografía material, concreta y subjetivamente organizada sobre la superficie terrestre, la cual está cargada con añadidos culturales, o de un medio ambiente ficticio en la dimensión cotidiana” (p. 309). La combinación simultánea de elementos que constituyen la puesta en escena de dicho paisaje permite determinar sus características: su tipo o denominación, su clase o caracterización, su propósito o función, así como su relación con los personajes y su ubicación geográfica. La manera de determinar estas características se logra mediante las operaciones discursivas de anclaje o asignación de nombre al lugar descrito, aspectualización o enumeración de partes, funciones o cualidades del sitio, tematización o expansión de la descripción a características más específicas, y asimilación o comparación con las características o cualidades de otro espacio (Maza, 2014). De acuerdo con estas consideraciones, la primera fase del análisis descriptivo de la espacialidad fílmica de Las amargas lágrimas de Petra von Kant y La pasión según Berenice ofrece las siguientes conclusiones preliminares:


1 Tecnológico de Monterrey, México.

Correo electrónico: mmaza@itesm.mx

Fecha de recepción: 22/08/17. Aceptación: 09/01/18. Publicado 28/02/18.

2 Oficialmente República Federal Alemana, hasta la reunificación de 1991.

3 El original (óleo sobre tela, 98 x 130 cm) se localiza en la Alte Pinakothek de Munich. En la leyenda griega, Midas era un rey de Frigia al que Baco le concedió un deseo a cambio de una buena acción que había hecho a Sileno, un seguidor del dios. Midas deseaba que todo lo que tocara se convirtiera en oro, pero pronto se dio cuenta de su error cuando todos los alimentos se hicieron no comestibles. Baco le ordenó que se lavara en el río Pactolo en Lidia. En el cuadro, Midas se representa penitente ante Baco, mientras un hombre borracho duerme cerca.

4 La película fue filmada en un apartamento de la ciudad de Bremen, a lo largo de diez días de rodaje, en enero de 1972.