Resumen

El objetivo de este artículo es analizar, desde la perspectiva de la semiótica discursiva, las estrategias de figurativización del cuerpo de Jair Bolsonaro en su perfil de Instagram. Para este análisis hemos considerado, como de modelo metodológico, un cuadrado semiótico elíptico construido a partir de las propuestas de Landowski, que nos permitirá mostrar las diferentes posturas corporales y los estilos de vida del presidente de Brasil. El diagrama propone cuatro regímenes a través de los cuales el cuerpo de Bolsonaro es retratado: 1) cuerpo militar, 2) cuerpo bufonesco, 3) cuerpo institucional, y 4) cuerpo popular. Los resultados arrojan que el cuerpo institucional está menos presente, mientras que los otros tres refuerzan, en su conjunto, el discurso antisistema y la identidad no-política de Bolsonaro.

Palabras clave:
    • Regímenes de corporeidad;
    • semiótica;
    • populismo digital;
    • Bolsonaro;
    • discurso visual.

Introducción

La representación del cuerpo es un tema central y recurrente en el estudio de los discursos políticos y de sus líderes. Diversos y de distinta índole son los autores que han investigado sobre este tema, así como son múltiples los fenómenos abordados (Belpoliti, 2009; Bloch, 1923/1988; Boni, 2008; Freud, 1921/1993; Le Bon, 1885/2005; Luzzatto, 1998; Mosse, 1996; Neto, 2012; Ramaldes & Prado, 2008; Weber, 1929; entre otros).

Desde la semiótica discursiva de la escuela francesa (Greimas & Courtés, 1979/1990), en la que se inscribe este trabajo, son igual de numerosas y diversas las contribuciones sobre la relación entre corporeidad y política (Demuru, 2020; Demuru & Sedda, 2020; Landowski, 1997/2007; Marrone 2001; Pozzato, 2018; Piotto, 2012).

A partir de la literatura mencionada, este artículo tiene como objetivo analizar las estrategias de figurativización del cuerpo de Jair Bolsonaro en su perfil de Instagram. Aunque a la fecha son extensos los análisis realizados sobre el mandatario, resulta extraño que este ángulo aún siga sin ser explorado. Más allá de la aproximación de Cesarino (2019) y Possenti (2019), aún no hay registros de investigaciones que aborden, de modo explícito y profundo, el papel de la corporeidad en el discurso político-visual del trigésimo octavo presidente de la república brasileña.

Nuestro propósito es intentar llenar este vacío. Por eso, construimos un corpus que recoge la totalidad de los retratos publicados por Bolsonaro en su cuenta de Instagram desde junio de 2018 hasta junio de 2020.

Las imágenes fueron analizadas sobre la base del marco teórico-metodológico de la semiótica discursiva de la escuela francesa, en particular desde la semiótica figurativa y la semiótica plástica desarrollada por Greimas (1984/1994) y sus discípulos (Floch, 1995; Oliveira, 2004), junto con la sociosemiótica de Landowski (1997/2007; 2004/2015; 2005/2009).

A partir del modelo metodológico de Landowski (1997/2007; 2005/2009), categorizamos los regímenes corporales y los estilos de vida del presidente en cuatro tipologías a través de las cuales el cuerpo de Bolsonaro se presenta y es retratado en Instagram: 1) el cuerpo militar, de postura erecta, firme y casi inmóvil, que remite a una personalidad política dura, disciplinada e intransigente; 2) el cuerpo bufonesco, inquieto, sinuoso y deformado, que retrata a un sujeto que rompe con las etiquetas ético-estéticas de la política tradicionalmente entendida, por decirlo de alguna manera, la que viste siempre de traje y corbata; 3) el cuerpo institucional, de configuración clásica, que remite a la imagen del político de profesión; 4) el cuerpo popular, de postura relajada, de vestimenta casual y cotidiana, que busca aproximarse al estereotipo del hombre común brasileño.

Los resultados del análisis muestran que, entre los regímenes señalados, el cuerpo institucional está presente en menor medida, mientras que los otros tres refuerzan, individualmente y en conjunto, la “no-politicidad” y la “antipoliticidad” de Bolsonaro, es decir, su postura “antisistema”. Un rasgo distintivo que atraviesa transversalmente la totalidad del discurso del actual presidente de Brasil y que concuerda con los recientes hallazgos sobre el populismo desarrollados en el campo de la comunicación política (Araujo & Prior, 2020) y de la semiótica discursiva (Fechine, 2020; Demuru & Sedda, 2020).

A partir de lo expuesto nos preguntamos: ¿Cómo la figurativización del cuerpo en Instagram contribuye en la construcción de 1) la no-politicidad, y de 2) la antipoliticidad de Bolsonaro? A manera de respuesta sostenemos que el cuerpo militar y el cuerpo popular manifiestan la no-politicidad del excapitán del ejercito brasileño, mientras que el cuerpo bufonesco expresa una actitud explícita de antipolítica, que se opone con más énfasis y nitidez a los códigos y a las etiquetas institucionales de la república.

Con nuestro análisis buscamos, también, revelar la contribución del abordaje semiótico para la comprensión de las estrategias discursivas que han sido el sostén del populismo contemporáneo, caracterizado a escala global por actitudes anti-establishment (Da Empoli, 2019; Gerbaudo, 2018; Kaltwasser et al., 2017; Vines & Marsh, 2017). De hecho, la semiótica puede nutrir a otras disciplinas revelando los engranajes y los mecanismos velados subyacentes a la construcción de la narración antisistema, así como su eficacia. Como planteamos líneas atrás, el cuerpo es un componente central de la maquinaria discursiva de Bolsonaro, gracias a lo cual su populismo antisistema gana -literalmente- sustancia.

Corpus y abordaje teórico-metodológico

El corpus de análisis fue tomado del perfil de Instagram de Jair Bolsonaro que hacia julio de 2020 contaba con aproximadamente 17 millones de seguidores y 3 980 publicaciones. Según el levantamiento de la consultora Bites (2019), entre los 12 líderes mundiales más influyentes en las redes sociales, Bolsonaro ocupa actualmente la cuarta posición. La investigación también muestra que desde el primero de enero de 2019 Bolsonaro es el mandatario que más publicó y, aunque tiene menos seguidores que Trump, consiguió alcanzar el doble de las interacciones en comparación con el expresidente estadounidense.

Las publicaciones seleccionadas contemplan un periodo que va desde el 22 de julio de 2018 hasta el 22 de junio de 2020. La fecha de inicio fue escogida por ser el día de la oficialización de la candidatura de Bolsonaro a la presidencia, mientras que la de término marca la entrada al tercer semestre de su mandato. La elección permite analizar la figura del presidente en diferentes momentos de su carrera política y nos permite verificar la recurrencia de rasgos distintivos, tanto en el plano de la expresión como en el plano del contenido, en términos semióticos, de isotopías (Greimas & Courtés, 1979/1990, pp. 229-232) en el discurso visual de Bolsonaro.

La totalidad de las publicaciones del periodo es de 2 589. De esta cifra, 1 095 configuran retratos integrales o parciales de Bolsonaro, constituyendo así el corpus de esta investigación. Para efectos de sistematizar la argumentación, hemos elaborado cuatro fotomontajes que nos permitieron sintetizar nuestra propuesta analítica. El criterio de selección de las imágenes responde al de la representatividad semiótica, ya que son emblemáticas de la totalidad de las fotografías que refieren a cada uno de los regímenes de corporeidad identificados.

Como sostuvimos, nuestro análisis se basa en el marco teórico metodológico de la semiótica discursiva de inspiración greimasiana, en particular de la semiótica figurativa y de la semiótica plástica (Floch, 1995; Greimas, 1984/1994; Oliveira, 2004) y de la sociosemiótica de Landowski (2004/2015, 2005/2009). Empezamos nuestro recorrido analítico identificando las isotopías figurativas y plásticas presentes en el corpus. Entendemos por figuras a los elementos del mundo natural que poseen un nombre y un sentido válido en un universo sociocultural dado (Greimas, 1984/1994). En el marco del cuerpo, son figuras los pies, las manos, la barriga, aunque también lo son una camisa, una corbata, una sandalia, y así sucesivamente. Por otro lado, entendemos por formantes plásticos a los trazos topológicos (periférico/central, alto/bajo, frente/atrás, derecha/izquierda, etcétera); cromáticos (negro/ blanco, claro/oscuro, saturado/no saturado, etcétera); eidéticos (recto/ curvo, redondo/cuadrado, grueso/delgado, etcétera), y matéricos (sólido/líquido, áspero/liso, mojado/seco, etcétera) (Floch, 1995; Greimas, 1984/1994; Oliveira, 2004).

A las isotopías plástico-figurativas se vinculan, como propone Greimas (1984/1994; Greimas & Courtés, 1979/1990, pp. 229-232), las isotopías temáticas específicas. Es decir, una serie de temas y conjunto de valores correspondientes. En el caso de los regímenes de corporeidad de Bolsonaro, por citar un ejemplo, la isotopía plástica de la rigidez, propia del cuerpo militar, corrobora en el plano de la expresión el valor de la disciplina, mientras que la sinuosidad del cuerpo bufonesco manifiesta la irreverencia y el anticonformismo del presidente.

Con el fin de entender cómo los regímenes de corporeidad podrían interferir en la captación de sentido de los seguidores de Bolsonaro, utilizamos también el modelo de los cuatro regímenes de sentido e interacción propuesto por Landowski (2005/2009), que comprende: 1) la programación, inscrita en lógica de la regularidad, de la rutina, de la disciplina y de la previsibilidad; 2) la manipulación, fundada en una intencionalidad persuasiva de tipo estratégico-cognitivo; 3) el ajuste, en el que la interacción ocurre por la vía de la estesis, es decir, por el sentir y por la percepción de cuerpos que se ajustan entre sí; 4) el accidente, caracterizado por la irrupción de la imprevisibilidad, por la ruptura de todo sentido social y culturalmente enraizado. Como sugiere Landowski (2005/2009), los regímenes se pueden articular entre sí, dando así vida a dinámicas comunicacionales complejas, que entremezclan lo sensible y lo inteligible, lo programado y lo aleatorio, que, como veremos más adelante, ocurre en el cuerpo bufonesco.

Junto con esto, rescatamos los cuatro regímenes de presencia/forma de popularidad política propuestos por Landowski (1997/2007) en Presencias del otro, es decir: el hombre de acción, sujeto político marcado por el hacer y por una supuesta capacidad de resolución práctica; el héroe mediador, que deja las alturas de la política para acercarse al público, construyendo cognitiva y afectivamente la idea de un sujeto colectivo; la vedette, adicta a la cosmetización y la glamourización de la política; y el bufón, verdadera antiestrella de la antipolítica que -como un payaso- ridiculiza con sus actitudes burlonas y sus gestos excéntricos al sistema y al establishment institucional.

Sobre la base del marco teórico-metodológico expuesto, identificamos, como adelantamos en la introducción, cuatro regímenes de corporeidad: 1) el cuerpo militar, 2) el cuerpo bufonesco, 3) el cuerpo institucional y 4) el cuerpo popular. Cada régimen corresponde a una postura corporal específica o, mejor dicho, a una hexis para utilizar un concepto de Bourdieu retomado por Landowski en Pasiones sin nombre (2015). Bourdieu (1972/2000, pp. 285-286) describe la hexis como una disposición del cuerpo que encarna valores y hábitos social y culturalmente afianzados. En cambio, Landowski (2004, p. 192) la define como una manera de ser y estar en el mundo, a través de la cual se manifiesta, vía cuerpo y presencia, un determinado sistema de valores.

A través del aparato metodológico de la semiótica figurativa y de la semiótica plástica, fue posible discernir los trazos distintivos de cada uno de los regímenes de corporeidad antes mencionados. Como veremos en las siguientes páginas 1) el cuerpo militar, caracterizado por formantes plásticos como la linealidad, la rigidez y la inflexibilidad remite a un tipo de personalidad política firme, severa y autoritaria; 2) el cuerpo bufonesco, marcado por curvas, oscilaciones y deformaciones, busca la ruptura y la burla de los códigos morales y gestuales de la política tradicional; 3) el cuerpo institucional, con sus gestos impostados y actitudes formales, corrobora el imaginario ético y estético de los representantes del poder tradicional; 4) el cuerpo popular, definido por posturas relajadas o, en otras ocasiones, por el dolor, proyecta al presidente como un verdadero “hombre común” que como cualquier mortal va a la playa, se relaja en el sofá, bebe café, adolece de migrañas y sufre de las dolencias de la edad o de las tareas de la vida cotidiana.

El análisis muestra que cada régimen de corporeidad corresponde predominantemente a un determinado régimen de interacción y de sentido: el cuerpo militar al de la programación, el cuerpo bufonesco al del accidente, el cuerpo institucional al de la manipulación, y el cuerpo popular al del ajuste. Sin embargo, como veremos mejor en el análisis, este último presenta también rasgos del régimen de la manipulación. A pesar de que el ajuste sea el régimen dominante del cuerpo popular, lo que se observa en este caso es su “uso demagógico” (Landowski, 2020, p. 19), que pone lo sensible al servicio de las estrategias manipuladoras en la construcción de su populismo.

En la Tabla 1 damos cuenta de las incidencias relativas a cada régimen de corporeidad enmarcadas en nuestro periodo de estudio. Cabe resaltar que hay 115 imágenes que no responden a ninguno de los regímenes expuestos y parecen apuntar hacia otras posibles categorizaciones, entre las que se destaca el cuerpo místico-religioso, cuyos rasgos parecen tener afinidad con cierta iconografía católico-evangelista y remeten a la figura del mesías. Sin embargo, su impacto estadístico es bajo. En el periodo considerado por este estudio, menos de diez imágenes corresponden a esta tipología. Por esta razón -y en conformidad con nuestra opción metodológica, fundada en la elaboración de un cuadrado semiótico-elíptico que contempla las posturas más relevantes cuantitativa y cualitativamente del cuerpo de Bolsonaro- hemos preferido, por ahora, no considerarla. De todos modos, esto no impide que la problemática pueda ser desarrollada en futuras investigaciones, considerando también que en 2020 y 2021 la dimensión religiosa del discurso de Bolsonaro cobró peso y vigor tanto en Instagram como en otras plataformas digitales (Demuru, 2020).

Regímenes de corporeidad
Régimen de corporeidad Número de publicaciones
Cuerpo militar 292
Cuerpo bufonesco 212
Cuerpo institucional 291
Cuerpo popular 185
Otros 115
Total 1 095

Fuente: Elaboración propia.

Una correlación exacta con los regímenes de presencias y las formas de popularidad políticas propuestas por Landowski (1997/2007) no fue posible. Apenas en el caso del cuerpo militar se configura un vínculo explícito con el hombre de acción. A pesar de que Landowski utiliza esta expresión para referirse a los así llamados tecnócratas, la hexis militar remite de forma clara a los valores de la firmeza, la impasibilidad y la performatividad, típicos de los hombres de acción y de su política programada. De modo que, ante la imposibilidad de correspondencias exactas, nos dimos a la tarea de proponer nuevas categorías susceptibles de sistematizarlas y asociarlas al modelo de Landowski. Así, atribuimos al cuerpo bufonesco, fundado en el régimen del accidente, la figura del troll, el desestabilizador y provocador en las redes sociales (Leone, 2020); al cuerpo institucional atribuimos la figura del político de profesión; y al cuerpo popular atribuimos la figura del hombre común. Delineadas las categorías, estas pueden ser dispuestas a lo largo de los ejes del cuadrado semiótico de la teoría greimasiana (Greimas & Courtés, 1979/1990, pp. 96-99).

Conforme a la lógica del modelo tendremos, por un lado, en los ejes de los contrarios, el cuerpo militar y el cuerpo bufonesco, definidos en cuanto opuestos. En el eje de los subcontrarios se destacan el cuerpo institucional y el cuerpo popular, los que atestiguan, respectivamente, la negación del cuerpo bufonesco y la del cuerpo militar (Figura 1).

Tipos de regímenes corporales y de interacción

Fuente: Elaboración propia.

Dicho esto, mostraremos paso a paso cómo y a través de qué isotopías y de qué mecanismos de homologación entre el plano de la expresión y el plano del contenido se manifiesta la superposición entre los regímenes de corporeidad, los regímenes de interacción y de sentido y las figuras elegidas para el análisis. Siempre teniendo como norte revelar los mecanismos semióticos a través de los que el cuerpo construye y refuerza la no-politicidad y la antipoliticidad en el discurso de Bolsonaro.

El cuerpo militar

Entre los regímenes de corporeidad identificamos que el cuerpo militar ocupa un lugar destacado entre las imágenes posteadas en el perfil de Instagram de Bolsonaro, siendo definido por la reiteración de isotopías plásticas-figurativas (Floch, 1995; Greimas, 1984/1994) que evidencian su postura de exintegrante del ejército.

Los ritos, la ropa, los escenarios y los gestos estereotipados del medio militar emergen como elementos centrales de cada una de las imágenes mostradas en la Figura 2. En algunos casos, la referencia a la figuratividad militar es explícita, como en la imagen i, en la que un militar de silueta desenfocada, en primer plano, parece recibir a un Bolsonaro que aparece en segundo plano y en foco. En la misma imagen, al costado, tres militares de perfil con quepis trazan un camino rectilíneo entre el presidente y la autoridad militar. El cromatismo (Greimas, 1984/1994; Oliveira, 2004), enmarcado por lo blanco y lo azul, confiere solidez y solemnidad a la ocasión, trazos semánticos reiterados, paralelamente, por la disposición topológica de la imagen, caracterizada por la simetría entre el frente y el fondo, y entre el lado izquierdo y el lado derecho (Floch, 1995; Oliveira, 2004). La producción de efecto de sentido está enriquecida por las cualidades plásticas de la hexis del presidente. Con su postura erecta, los brazos extendidos, paralelos a la cadera y piernas en posición similar, el cuerpo de Bolsonaro está marcado por la tensión, por la linealidad y por la rigidez, tanto en la región cervical como en los hombros, los brazos y las piernas. Junto con ello, la boca cerrada y las cejas levemente fruncidas confieren a la silueta un rostro serio. El traje es negro y ceñido al cuerpo, que resalta su estatura y cierta delgadez. Conjuntamente, la corbata azul da un leve contrapunto cromático, corroborando la aparente seriedad y sobriedad del presidente. La actitud militar es explícita, inclusive, por el cumplimiento de tres posiciones militares conocidas como saludo (véanse imágenes f, l, u), atención (véase imágenes i, r, q, v), y descanso (véase la imagen j).

Fotomontaje del Cuerpo Militar

Fuente: Elaboración propia con base en la cuenta oficial de Instagram.

En otra fotografía (imagen p), la perspectiva que encuadra a Bolsonaro cambia. Esta vez la posición del mandatario, cuyo grado fue de capitán, ocupa el centro de un corredor formado por cuatro militares a cada lado. Al fondo, y exactamente detrás de él, sobre su cabeza, ondea la bandera nacional brasileña.

A este respecto, cabe resaltar que los formantes cromáticos que componen el espectro de la bandera de la República Federativa del Brasil (verde, amarillo, blanco y azul) resaltan en todo el conjunto de las imágenes analizadas: en las corbatas de Bolsonaro, en los uniformes militares, etcétera. Sin embargo, las correspondencias entre el emblema y la disposición plástica de las imágenes destacadas anteriormente no solo refieren al nivel cromático sino también al nivel eidético. De hecho, las mismas líneas que forman el rectángulo del símbolo nacional aparecen también en la propia hexis de Bolsonaro. El cuerpo contenido del presidente, con sus brazos extendidos, crea la imagen de un bloque único y sólido, mientras que la mano elevada en la cabeza, en señal de mando, forma una línea diagonal. Es decir, la geometría de trazos rectilíneos está impresa tanto en el tejido de la bandera como en su cuerpo (véanse imágenes f, l, u). Así como en las imágenes precedentes, se observa una correspondencia plástico-figurativa entre el cuerpo de Bolsonaro y el escenario dentro del cual se inscribe: el primero refuerza el segundo y viceversa.

Ante lo expuesto, podemos decir que el cuerpo militar remite, por un lado, al régimen de la programación (Landowski, 2005/2009) y, por otro, al régimen de presencia del hombre de acción (Landowski, 1997/2007), es decir, a una figura que encarna, en su propia pose, los valores de la disciplina, la firmeza, la intransigencia, del pragmatismo, del hacer y del orden. La continua referencia a la bandera reviste, en este contexto, un significado específico. El lema inscrito en la bandera nacional (Ordem e Progresso [Orden y progreso]) encuentra en la hexis de Bolsonaro una inmediata traducción gestual. La postura -o mejor dicho la (com)postura- del presidente produce un doble efecto de sentido. Su cuerpo ordenado, disciplinado y alerta, listo para actuar, muestra que la programación militar no es solo, en los términos de Landowski (2005/2009), un estilo existencial de Bolsonaro en cuanto persona, sino también una manera no-política de hacer política, un modo, entre los otros que aquí destacamos, de negar a la política tradicional.

El cuerpo bufonesco

Si bien el cuerpo militar es regido por la lógica de la regularidad, el cuerpo bufonesco se caracteriza por la ruptura radical de los protocolos de la política tradicional. Al asumir esta postura corpórea-existencial, Bolsonaro se muestra, conforme a la tipología propuesta por Landowski (1997/2007), como un verdadero bufón de la política, es decir, como alguien que ni reconoce “la etiqueta del medio político ni las convenciones del debate público si no es para violarlas de manera calculada” (p. 229).

Más específicamente, un bufón es quien:

… aplica su ingenio a rebajar el juego político en su conjunto, caricaturizándolo según una estética del mal gusto, y, en el plano de la estesia, contagiando en lo posible su propia repugnancia con la adopción sistemática de una hexis corporal voluntariamente chocante… [el bufón] se apoya, con toda indiscreción y algunas veces hasta con obscenidad, en una estrategia de la autenticidad, por oposición, a la pretendida facticidad de la “política politiquera” (Landowski, 1997/2007, pp. 230-231).

Esto es lo que sucede en las imágenes de la Figura 3. La postura erecta y el semblante disciplinado del régimen del cuerpo militar dan lugar, ahora, a un cuerpo sinuoso, caracterizado por curvas, diagonales, movimientos intempestivos, poses y gestos irreverentes, burlones y provocativos, como el corte de manga (imagen s), la pistola (imagen k), el bostezo (imagen t) o el corazón explícitamente irónico (imagen m).

Fotomontaje del Cuerpo Bufonesco

Fuente: Elaboración propia con base en cuenta oficial de Instagram.

Los planos generales y los americanos, que destacan la totalidad y la verticalidad de su figura, son abandonados en favor de los planos medios y los primeros planos, que resaltan el torso y el rostro del presidente. Las líneas rectas y los ángulos que marcaban su vestimenta, sus gestos y la hexis del cuerpo militar dan paso a líneas flexibles y sinuosas. Se pierden aquí los sentidos de estabilidad, rigidez y previsibilidad que se distinguen del hombre de acción. El Bolsonaro-bufón es, como su cuerpo, impredecible, precipitado, caótico, intempestivo, profanador, un sujeto que, lejos de actuar o hacer, deshace, irrumpe y (cor)rompe. Un verdadero anti-sujeto, para usar los términos de la gramática narrativa greimasiana (Greimas & Courtés, 1979/1990, p. 395), cuyo programa principal se resume en obstaculizar los planes del otro.

Se percibe que el cuerpo bufonesco se funda en el régimen del accidente, caracterizado, conforme a la nomenclatura de Landowski (2005/2009), por la impredecibilidad y la disolución súbita de cualquier programa y orden preestablecido. En efecto, esta hexis peculiar confiere a Bolsonaro el estatuto de actante-joker, poseedor de un “papel catastrófico por excelencia” (Landowski, 2005/2009, p. 80). Sin embargo, cabe señalar que muchas veces estamos frente a accidentes calculados (Landowski, 2005/2009), es decir, de acciones pensadas para producir un efecto de sentido de espontaneidad e intempestividad. La recurrencia de tales acontecimientos, no solo en el discurso visual sino también en la totalidad de su comunicación (Sedda & Demuru, 2018), es una prueba fidedigna de que, para Bolsonaro, el accidente es un plan de acción. Desde esta perspectiva, el presidente de Brasil puede ser considerado, parafraseando a Da Empoli (2019), un verdadero “ingeniero del caos”, un populista digital “antisistema” para quien la confusión y el desorden constituyen un programa, un proyecto y un diseño estratégico.

Dicho esto, cabe resaltar que la índole accidental y desacralizada de Bolsonaro no se manifiesta solo a través del cuerpo, sino también por medio de sus expresiones faciales y, en particular, de su sonrisa y de su risa. Se trata, en algunos momentos, de una risa descomedida, caricaturizada, histriónica, picaresca, como en las imágenes a, b y c, aquella que niega abiertamente la formalidad exigida por el quehacer político. En otras ocasiones, se tiene una sonrisa más delicada, refrenada y que, sin embargo, no deja de presentar matices de escarnio y sarcasmo (imágenes d, f, h, e, i, k).

Tales modulaciones remiten, por estilización intertextual, a una figura de gran popularidad en las redes sociales: el troll y, más específicamente, la trollface, cuya sonrisa abierta, descomedida y burlona recuerda, plástica y figurativamente, a la de Bolsonaro (Figura 4).

Trollface

Creada en 2008, la trollface se convirtió, en poco tiempo, en uno de los memes más populares de Internet. A lo largo de los años surgieron varias versiones que exploraban otras fisonomías, entre las que está la trollface asiática (imagen del medio en la Figura 4). Como señala Leone (2020), el papel del troll en las redes es esencialmente provocador. Esta se inserta en la conversación de sus víctimas con el objetivo de desestabilizarlas e irritarlas. Desde este punto de vista, podemos sostener que el foco de sus acciones es de naturaleza pasional. Sus provocaciones buscan “aumentar el tono emotivo de la respuesta del interlocutor, en términos de indignación, rabia e incluso de furia” (Leone, 2020, p. 148).

Al irrumpir en los espacios de la política tradicional, la risa, la sonrisa y los gestos de Bolsonaro producen entre sus seguidores y adversarios un efecto de sentido similar al del troll y de la trollface: provocan, indignan, enfurecen, vaciando de sentido el debate público. Temas y valores pierden relevancia. Lo que se impone es el puro sentir, una dimensión estésica del proceso de comunicación (Fontanille, 2011; Landowski, 2005/2009) típica del populismo digital contemporáneo (Landowski, 2019; Sedda & Demuru, 2018) y también fundamental, como veremos, en el cuerpo popular, cuya intensidad es menos elevada que en este régimen de análisis (accidente/bufón). Véase, a este propósito, la sonrisa, acompañando al gesto de la pistola, en las imágenes k y o, e incluso en la cortada de manga de la imagen r. Todas ellas pueden ser consideradas verdaderos epítomes de la actitud irreverente y políticamente incorrecta del troll. Por medio de estos gestos y de esta postura, Bolsonaro se muestra como un sujeto supuestamente auténtico y ajeno al sistema que constantemente critica, un hombre abierto y verdaderamente antipolítico.

Por estas razones, encontramos en la figura del troll -más que en la del bufón-, el papel temático (Greimas & Courtés, 1979/1990, p. 404) más adecuado para resumir el régimen de la corporeidad bufonesca. No es casual, entonces, que la risa burlona de Bolsonaro se convirtió en una versión más de la trollface, como muestran los videos de Bolsonaro que se encuentran en YouTube con el hashtag risada opressora [risa opresora].4

El cuerpo institucional

La rigidez explícita del cuerpo militar y los bruscos movimientos del cuerpo bufonesco dan lugar, más esporádicamente, a una hexis más formal, apacible y complaciente: aquella que denominaremos cuerpo institucional reconducible a su vez a la figura del político de profesión. Las imágenes destacadas en la Figura 5 condensan de manera significativa este tercer régimen.

Fotomontaje del Cuerpo Institucional

Fuente: Elaboración propia con base en la cuenta oficial de Instagram.

Véase, por ejemplo, la pose de Bolsonaro en la imagen d, en la cual el presidente aparece al lado del Primer Ministro indio, Narendra Modi, durante una visita oficial al país asiático. A pesar de presentar cierta linealidad y rigidez, su hexis no puede ser reducida a la del cuerpo militar. El efecto de sentido es otro debido a la postura del presidente por la totalidad de la configuración plástica-figurativa de la fotografía. Entre la simetría de los jardines, de los pisos geométricos y de la hexis de los soldados destaca también la figura de un jefe de Estado que cumple con su agenda de reuniones internacionales. Bolsonaro ocupa aquí una posición de mediador diplomático y representante del Estado, como muestra la imagen e, que lo retrata al lado del Príncipe Carlos de Inglaterra. El apretón de manos entre los dos simboliza la etiqueta, la cortesía y la escenificación protocolar para un encuentro como este. En la descripción de la imagen vemos cómo hace eco y confirma esta isotopía: Muito educado e respeitador, conversamos sobre vários assuntos [Muy educado y respetuoso, conversamos sobre varios temas].

En la imagen f, Bolsonaro y el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, conversan sentados. Bolsonaro inclina el cuerpo hacia el frente y observa atento a Netanyahu. Su pose formal y al mismo tiempo relajada construye un efecto de sentido de diálogo y de acuerdo entre las dos naciones. El jarrón translúcido, con lirios y rosas blancas, las banderas de Brasil e Israel, ubicadas entre ambos líderes, corroboran, figurativa y simbólicamente, este valor semántico. A diferencia de la postura del troll, que hostiliza a los interlocutores, aquí tenemos un cuerpo contenido marcado por la economía de los gestos y de las expresiones. En la imagen j, las gafas, que raramente son usadas en público, manifiestan serenidad y sobriedad, reiteradas también por la disposición cromática de la imagen, dominada por un fondo gris. Desde el punto de vista topológico, se nota que la silueta de Bolsonaro ocupa el primer término de la imagen. Su cuerpo es, ahora, un cuerpo que aparenta tener compostura y decoro.

Cabe resaltar que muchas de las imágenes que refieren a la tipología del cuerpo institucional son fotografías de pronunciamientos públicos y entrevistas, que destacan la aparente apertura al diálogo del presidente (véase las imágenes l, j, k y m). La voz adquiere aquí un estatuto de relevancia, contribuyendo a reconducir la figura de Bolsonaro dentro de los moldes figurativos del político de profesión, es decir, de un hombre cuya postura física y moral parece ser adecuada al cargo que ocupa: el de Presidente de la República Federativa del Brasil.

Por lo expuesto, consideramos plausible afirmar que el régimen de interacción y sentido en el que se funda el cuerpo institucional es el de la manipulación. El que está aquí en juego es una tentativa de persuasión de carácter prevalentemente cognitivo. Mientras que, en el cuerpo bufonesco -y como veremos a continuación en el cuerpo popular- la estesia ocupa un lugar preponderante, en el cuerpo institucional domina una intencionalidad persuasiva de carácter marcadamente inteligible. Si construimos un puente entre el modelo de Landowski y los postulados de Geninasca (1997) sobre las diversas tipologías de captación de sentido, se podría afirmar que las imágenes del cuerpo institucional proporcionan una captación molar de la figura de Bolsonaro, es decir, una lectura lógico-inferencial que lo reconduce a los esquemas y a los tipos figurativos socialmente sedimentados y reconocidos (Geninasca, 1997, p. 75) que, en este caso, es el esquema del político de profesión.

En síntesis, a través de estas imágenes Bolsonaro intenta convencer a sus seguidores de que es capaz de cumplir el papel de representante de las instituciones. Claro está, solo cuando es necesario y exigido. De hecho, este régimen es el único que hace referencia explícita a la figuratividad política tradicional, ya que los otros tres se enmarcan en la no-política (cuerpo militar y cuerpo popular) y la antipolítica (cuerpo bufonesco). Un dato que refuerza la impresión de que, al asumir una postura de político profesional, Bolsonaro esté en alguna medida actuando. Su estrategia principal continúa siendo la de mostrar su supuesta no-pertenencia a la clase política, su aparente autenticidad y espontaneidad, como ocurre, de modo más explícito, en el caso del cuerpo popular.

El cuerpo popular

El cuarto y último régimen de corporeidad identificado en nuestra investigación es el cuerpo popular, que manifiesta, a su vez, la figura del hombre común. Este régimen de corporeidad comparte con el cuerpo militar la no-politicidad de Bolsonaro, es decir, su distancia con respecto a la política profesional.

En muchas de las imágenes que componen esta tipología (véase Figura 6), Bolsonaro abre las puertas de su residencia y revela su vida privada. Se trata de una estrategia recurrente en el ámbito de la comunicación política contemporánea (Bracciale & Martella, 2017), de la que Bolsonaro parece ser uno de los principales exponentes (Fisher & Vaz, 2020).

Fotomontaje del Cuerpo Popular

Fuente: Elaboración propia en base en cuenta oficial de Instagram.

De modo general, la postura de Bolsonaro es relajada. El presidente aparece recostado en el sofá con un smartphone en la mano (imagen a), o sentado cerca de una mesa mientras ve la televisión (imagen b). Viste camisetas de un equipo de fútbol, usa bermudas y sandalias, dejando la piel al desnudo.

En la imagen d, Bolsonaro es retratado mientras conversa con sus ministros en una reunión oficial del gobierno. El presidente vestía el uniforme de la Sociedade Esportiva Palmeiras, club de fútbol de la ciudad de São Paulo, del que es hincha. Los hombros distendidos acompañan el movimiento de los brazos, apoyados delicadamente sobre la mesa. En la imagen f, posteada en febrero de 2019, Bolsonaro conversa con el Mayor Vitor Hugo, entonces líder de la bancada oficial de gobierno en la Cámara de Diputados. Usa pantalones deportivos, un polo con cuello y sandalias. Su atuendo contrasta explícitamente con el de su invitado, uno más acorde al código de vestimenta de la política y el otro vistiendo ropa de casa. Se consolida así una confusión figurativa y semántica entre la casa privada y el palacio presidencial. A través de estas imágenes, Bolsonaro parece recordar a sus seguidores que no hay diferencia ni distancia entre los dos espacios. En ambos, él continúa siendo la misma persona: alguien supuestamente simple, auténtico, espontáneo, en resumen, una persona común.

Basta con ver la imagen publicada el 19 de octubre de 2019 (Figura 7), para dar cuenta de que el cuerpo popular emplea la simplicidad y la autenticidad para inscribir, imitar y reforzar el imaginario estereotípico del hombre común brasileño.

El desayuno de Bolsonaro

Fuente: Cuenta oficial de Instagram.

Sentado cerca de una mesa con restos que evidencian el desayuno que ha tomado Bolsonaro, nuevamente es retratado con la camiseta del Palmeiras y bermudas. Su postura es relajada y, al mismo tiempo, atenta. Al igual que sus ropas, los objetos y las comidas son expresiones emblemáticas de la cultura popular y de la vida cotidiana brasileña: el café, el “copo americano” [el vaso] (Vila Nova, 2020), el queso de Minas Gerais, el pan francés, la leche condensada (Fisher & Vaz, 2020). Se construye así una isotopía temático-figurativa entre el cuerpo y el escenario, que corrobora la imagen del hombre común. Sin embargo, se observa un contrapunto que remite a la rigidez del hombre de acción: el cuchillo clavado verticalmente en el queso, que recuerda, paralelamente, que el presidente de Brasil no deja de ser un no-político pragmático, vigoroso y riguroso.

En cuanto hombre común brasileño, Bolsonaro no solo se relaja y reposa, sino que también se enferma, sufre y lucha contra las adversidades de la vida. Es lo que muestran las fotografías de sus ingresos hospitalarios, que en varias ocasiones lo muestran parcialmente desnudo, exhibiendo marcas de heridas y de contusiones. En la imagen k, Bolsonaro es encuadrado verticalmente, su tórax desnudo está atravesado por una sonda nasogástrica, por un catéter de oxígeno y por electrodos que monitorean su ritmo cardiaco. Su expresión es de angustia y malestar. En otra aparición (véase Imagen l), el presidente camina por el corredor del hospital apoyándose en los hombros de su hijo Carlos. Ambos miran hacia el suelo, enfatizando así el esfuerzo que requiere para caminar con los implementos médicos.

El cuerpo de Bolsonaro pierde, aquí, el vigor de la hexis militar, mostrando su fragilidad, finitud y resiliencia. Las arrugas, las manchas y las imperfecciones de su piel (imagen n) refuerzan tal efecto de sentido. Sin embargo, cabe destacar que la imagen es solo uno de los tantos ejemplos de la vida íntima y cotidiana de Bolsonaro, figurativizada, en este caso, por el uso del rasurador. Afeitarse se convierte, en este contexto, en un gesto emblemático a través del cual el presidente expresa su aparente normalidad, así como cuando recibe a sus huéspedes con vestimentas hogareñas.

Tanto en las fotografías de la serie hospitalaria como en las domésticas se percibe, en lo que concierne a la disposición plástica-figurativa, la prevalencia de curvas y arcos, así como la ausencia de líneas rectas y verticales, típicas del cuerpo militar y, en menor medida, del cuerpo institucional. Incluso los movimientos deformados y la reactividad del cuerpo bufonesco dan lugar, ahora, a posturas ondeadas y gestos más delicados. Al igual que en el cuerpo bufonesco, en el régimen del cuerpo popular, lo sensible cumple un papel fundamental. Sin embargo, no estamos ante la búsqueda del shock estésico que caracterizaba la actuación del troll, sino de la exploración de un vínculo emocional más íntimo, inmediato y duradero con las personas comunes que pueblan las redes sociales. La eficacia de la estrategia de popularizar el cuerpo de Bolsonaro reside exactamente en la manifestación de este sentir compartido, en la exposición pública de una piel y de una carne que se reconoce en la piel y en la carne del otro (Anzieu, 1985; Fontanille, 2011). Así, emerge entre Bolsonaro y sus seguidores un proceso de reflejo especular, recíproco, de naturaleza sensible. Si volvemos a Geninasca (1997), podemos sostener que la captación del cuerpo popular es impresiva y analógica: su comprensión es, ante todo, epidérmica y mimética. Quien se reconoce en este tipo de configuración lo hace a partir de una lógica sinestésico-perceptiva por medio de la cual se consolida un paralelo figurativo entre la hexis de Bolsonaro y la supuesta hexis del hombre promedio brasileño, como parece demostrar uno de los comentarios de un seguidor que aparece en la imagen i: Presidente povão, ha quanto tempo eu não via isso, só orgulho [Presidente campechano, hace cuánto tiempo que no veía eso, qué orgullo].

Retomando el modelo de Landowski (2005/2009), podemos afirmar que el cuerpo popular se funda en el régimen del ajuste, o sea, en una dinámica interactiva cuya esencia reside en la capacidad de saber sentir al otro o, mejor dicho, en su uso populista-demagógico. En estos casos, advierte Landowski (2020), “la exploración de lo sensible puede ser puesta al servicio de la manipulación” (pp. 25-26). Lo que gana (literalmente) cuerpo, aquí, es un proceso de manipulación por contagio estésico, en el cual lo inteligible y lo sensible se mezclan indisolublemente entre sí. Se trata de un régimen de interacción y sentido híbrido, a través del cual el líder construye un lazo afectivo que se convierte en la base de la creencia y del consenso político, en el que prevalecen “razones sentidas más que pensadas o ponderadas, o sea, basadas en sentimientos de afinidad inmediata que remiten a un plano de pertinencia distinto al del plano puramente cognitivo” (Landowski, 2020, p. 19).

Conclusiones

Los estudios recientemente desarrollados en el ámbito de la sociología, la comunicación y de las ciencias políticas han señalado el carácter antipolítico y antiestablishment del actual populismo digital (Da Empoli, 2019; Gerbaudo, 2018; Kaltwasser et al., 2017; Vines & Marsh, 2017, entre otros). Líderes como Donald Trump, Jair Bolsonaro y Matteo Salvini se consolidaron, a lo largo de la última década, como sujetos supuestamente simples, auténticos y espontáneos, distantes del estereotipo del político tradicional. Algunos autores han señalado que tal efecto de sentido se construye a través del lenguaje verbal (Viennot, 2019) y otros a través del lenguaje visual (Fisher & Vaz, 2020; Possenti, 2019).

En este artículo, hemos buscado mostrar cómo el lenguaje del cuerpo constituye, en el caso de Bolsonaro, otro aspecto relevante de esta estrategia de construcción de autenticidad. Los resultados indican que, un año y medio después de su investidura como Presidente de la República Federativa del Brasil, Bolsonaro continúa privilegiando, a través de la hexis corporal (Bourdieu, 1972/2000; Landowski, 2004/2015), una postura y un perfil marcadamente no-político y/o explícitamente antipolítico. De hecho, los retratos correspondientes al cuerpo institucional, que representan la figura del político de profesión, apenas implican un cuarto de las imágenes analizadas (291 fotografías de 1 095, equivalente al 26% del total). Los tres cuartos restantes son todos regímenes a través de los que Bolsonaro reafirma su no-politicidad (como se explicó en el cuerpo militar y el cuerpo popular) y/o antipoliticidad (en el cuerpo bufonesco). Cabe decir que, tanto en el cuerpo bufonesco como en el cuerpo popular, los valores son construidos a partir de una lógica estésica-impresiva (Geninasca, 1997; Landowski, 2005/2009), por medio de la cual, de modo más o menos intenso, el enunciatario es sensiblemente impactado (el cuerpo bufonesco) y contagiado (el cuerpo popular). La adhesión al discurso del líder se funda, en este caso, en un principio de orden afectivo, que se impone como nueva base de la creencia política o, mejor dicho, de las creencias no-políticas y antipolíticas.

Finalmente, el trabajo realizado representa un esfuerzo para evidenciar la contribución de la semiótica en el ámbito de las Ciencias de la Comunicación, y en particular de la investigación en comunicación política. En efecto, desde la semiótica discursiva es posible mostrar cómo los valores emergen y se afianzan, es decir, cómo a través de los mecanismos de homologación entre expresiones y contenidos, arquitecturas narrativas y dinámicas interaccionales, dichos valores son captados por sus destinatarios. Además, creemos que el modelo aquí construido puede ser aplicado -con sus posibles reformulaciones- no solo al análisis del discurso visual de un líder como Bolsonaro, sino también en investigaciones comparativas sobre las posturas corporales y de estilos comunicacionales de otros populistas contemporáneos, como Matteo Salvini, Donald Trump y Viktor Orbán, que también parecen transitar, muchas veces, entre los regímenes del hombre común, del hombre de acción militar y del bufón (Demuru & Sedda, 2020).

Notas al pie:
  • Cómo citar este artículo:

    Demuru, P., Pimenta Rodrigues de Oliveira, F. & Cuevas-Calderón, E. (2021). Regímenes de corporeidad y producción de sentido en el discurso visual de Bolsonaro: exploraciones sociosemióticas. Comunicación y Sociedad, e7949. https://doi.org/10.32870/cys.v2021.7949

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Historial:
  • » Recibido: 31/08/2020
  • » Aceptado: 16/02/2021
  • pub: 16/06/2021
  • » : 16/04/2022» : 12/2021