Resumen

Con base en una encuesta de 2019 realizada por el Observatorio de Medios de la Universidad de La Sabana antes de las elecciones a la alcaldía de Bogotá, buscamos identificar la naturaleza y características de la transformación de la cultura política que condujo a la elección de Claudia López, la primera alcaldesa en el la historia de la ciudad, y su impacto en la afección/desafección política entre los votantes. Un electorado movilizado más por causas que por partidos parece romper con un escenario de desconfianza institucional y desinformación, generando resultados que muestran un cambio en el patrón de comportamiento electoral de los bogotanos.

Resumo

Com base em uma pesquisa de 2019 realizada pelo Observatório de Mídia da Universidade de La Sabana antes das eleições para prefeito de Bogotá, buscamos identificar a natureza e as características da transformação da cultura política que levou à eleição de Claudia López, a primeira prefeita mulher na história da cidade, e seu impacto no afeto/ desafeto político entre os eleitores. Um eleitorado mobilizado mais por causas do que por partidos parece romper com um cenário de desconfiança e desinformação institucional, gerando resultados que mostram uma mudança no padrão de comportamento eleitoral dos cidadãos de Bogotá.

Palabras clave:
    • Cultura política;
    • agendas;
    • comportamiento electoral;
    • socialización política;
    • desafección política.
Palavras-chave:
    • Cultura política;
    • agendas;
    • comportamento eleitoral;
    • socialização política;
    • desafeto político.

Introducción

Colombia celebró a finales de octubre de 2019 las elecciones de autoridades locales y departamentales. Más de 30 millones de colombianos salieron a las urnas a decidir quién iba a regir los destinos de sus ciudades y departamentos, así como también quiénes iban a integrar los concejos municipales y asambleas departamentales para respaldar y/o ser contrapeso político de los nuevos mandatarios.

Las elecciones a la alcaldía de Bogotá llamaban especialmente la atención, siendo la capital del país el escenario donde se desarrollan las luchas previas a las elecciones presidenciales o donde se sienten los efectos de los resultados de las presidenciales previas, en este caso las del año 2018. Los cuatro sectores políticos que compitieron por la presidencia presentaban sus cartas a la alcaldía de Bogotá, bien para terminar de consolidar el poder obtenido o para constituirse en un contrapeso al poder central desde una gestión de oposición en la capital.

El candidato del bloque de gobierno, Miguel Uribe Turbay, fue derrotado en una contienda donde Carlos Fernando Galán (afín a los movimientos de extracción liberal), Holman Morris (representante de la Colombia Humana), Gustavo Petro (Movimiento) y Claudia López, que a la postre terminó siendo la ganadora con la candidatura del Partido Alianza Verde, terminaron obteniendo más votos que él.

La llegada de López a la Alcaldía marca un antes y un después, no solo en la política de Bogotá, sino en la de todo el país. López, abiertamente declarada como perteneciente a la comunidad LGTBI, llegó al poder con una plataforma anclada en el discurso anticorrupción construido por sus iniciativas políticas y con un discurso orientado a captar un electorado más inscrito dentro de una perspectiva postmaterial (Abramson & Inglehart, 2009) en donde temas como el medio ambiente, los derechos de los animales y las garantías para las minorías sexuales estaban al mismo nivel de importancia que los problemas estructurales de los que la ciudad ha adolecido históricamente: transporte, seguridad, empleo, entre otros.

Detrás de estas trasformaciones también se vislumbra una tendencia de diferenciación generacional en el comportamiento electoral, evidenciando uno particular que en el trasfondo puede obedecer a procesos distintos de construcción de la identidad política y el ascenso de nuevas agendas temáticas al debate político de la ciudad.

En el trasfondo del proceso electoral se pone en cuestión el lugar común acerca de la apatía, desafección o malestar frente a la política que siempre se suele referenciar en la sociedad colombiana, amparado por altos niveles de abstención electoral y de desinterés y baja participación ciudadana en otro tipo de manifestaciones y movilizaciones públicas. En la elección de 2019 el nivel de abstención ascendió al 44.94% del censo electoral habilitado para la ciudad.

En paralelo a estas trasformaciones, y como parte y reflejo de un cambio en el comportamiento político de los colombianos, y más específicamente de los bogotanos, un mes después de la victoria de Claudia López se presentó a nivel nacional el famoso paro nacional del 21 de noviembre, más conocido como el 21N, en el que miles de colombianos salieron a las calles a manifestar su descontento frente al gobierno nacional.

Este paro nacional se caracterizó por un fuerte componente de participación ciudadana “desinstitucionalizada” que sigue primando aún hoy en las movilizaciones populares, donde las instituciones clásicas que servían como vehículos de representación política como los partidos, los sindicatos y las agremiaciones sectoriales pasan a un segundo plano y son desplazadas por ciudadanos que se representan y organizan a sí mismos dentro del espacio público.

Así lo expresó Saint-Upéry (2020), quien sostiene que:

El 21 de noviembre de 2019 (conocido como el 21-N) significó un despertar colectivo, con liderazgos parciales y difusos, que puso en evidencia múltiples aspiraciones, especialmente en las ciudadanías jóvenes del país. Hubo novedad, diversidad, fuerza y mucha alegría. El 21-N fue también un Basta ya de la ciudadanía frente al hecho de que el uribismo continúe siendo el modelador de la coyuntura política y del futuro del debate nacional. Se trata también de una escenificación de rupturas y de la búsqueda de nuevos liderazgos, de nuevas formas de expresión, de desobediencia frente al establishment, pero también frente a la oposición clásica de la izquierda más organizada (p. 155).

Este rasgo particular de la movilización fue, a la vez, un preludio de lo que terminó siendo la expresión social de un fenómeno de transformación que ya había iniciado en el mes de octubre en las urnas en la ciudad.

El historiador Jorge Orlando Melo, al ser cuestionado por ese rasgo puntual, se inclinó por el concepto del desencanto, definiendo la situación como un escenario de “rechazo a la política, el descontento con el gobierno, con los resultados económicos, con las perspectivas de vida” (en Ortiz, 2019, s.p.).

Al respecto de los manifestantes y sus motivaciones, Melo (en Ortiz, 2019) sostiene que:

Su protagonismo también se debe a que el sindicalismo en Colombia hoy es muy débil; ya no hay sindicatos capaces de mover poblaciones grandes. Son jóvenes que, además, con seguridad, no son militantes de ningún movimiento político. Y que no están organizados, lo que lleva a que no haya un proyecto único en las marchas. Los une la queja por muchas cosas: la calidad de la educación, la reforma de las pensiones, las causas ambientalistas, la corrupción. Es un proyecto muy difuso (s.p.).

Esa desconfianza institucional es un fenómeno que viene consolidándose con el paso del tiempo, como lo demuestran los datos del Latinobarómetro (ver Tabla 1) en donde ante la pregunta “¿Diría que tiene mucha, algo, poca o ninguna confianza en…?” los encuestados manifestaron no tener ninguna confianza de manera mayoritaria frente a instituciones como el congreso, el gobierno, el poder judicial y los partidos políticos.

Nivel de ninguna confianza institucional
2010 2011 2013 2015 2016 2017 2018 2020
Congreso 27% 33% 42% 40% 43% 49% 43% 40%
Gobierno 16% 22% 27% 37% 39% 48% 40% 35%
Poder judicial 24% 24% 37% 37% 38% 40% 38% 33%
Partidos políticos 39% 41% 46% 48% 51% 61% 50% 53%

Fuente: Elaboración propia a partir de datos disponibles en Latinobarómetro (2010, 2011, 2013, 2015, 2016, 2017, 2018, 2020).

Otra institución social que ha perdido credibilidad son los medios tradicionales masivos de comunicación, siendo opacados y cuestionados por la información circulante en redes sociales y el ascendente papel que tienen los medios digitales independientes, que han logrado legitimidad y credibilidad a partir de rigurosos ejercicios de fact cheking, reconstrucción de hechos y periodismo investigativo.

Según el Barómetro de la Reconciliación (ACDI/VOCA, 2019) el 83.9% de los colombianos desconfiaban de los medios de comunicación en el año 2019. Igualmente, en la última oleada del Estudio Mundial de Valores 2017-2020 (2020), la falta de confianza en la televisión ascendió a un 65% (“no mucha confianza”) y para la radio al 62% (“no mucha confianza”).

A partir de este doble escenario de transformación política y perpetuación de ciertos comportamientos políticos, se busca indagar la presencia de elementos de desafección política o, por el contrario, la existencia de una nueva cultura política que combina la participación electoral y la participación no electoral enmarcada en una ciudadanía más activa y menos apática. El artículo presenta los resultados descriptivos del estudio y una serie de correlaciones que pretenden respaldar la evidencia de los fenómenos descritos en esta introducción.

Previo a las elecciones, tomando en cuenta las encuestas de opinión y las propuestas de campaña, el Observatorio de Medios de la Universidad de La Sabana aplicó una encuesta de cultura política a un grupo representativo de bogotanos para identificar sus patrones de participación, información, socialización e identificación política.

La desafección política, la información y la socialización

El estudio del comportamiento ciudadano en torno a los procesos políticos y electorales es un fenómeno de estudio muy relevante desde distintas perspectivas. Teniendo la democracia a la participación y la representación política como pilares de su legitimidad, la sostenibilidad de los sistemas democráticos y la gobernabilidad de sus instituciones se ve cada vez más cuestionada por una creciente desafección política en muchos rincones del mundo.

Torcal y Montero (2006) definen la desafección política como un:

Sentimiento subjetivo de impotencia, cinismo y falta de confianza en el proceso político, los políticos y las instituciones democráticas que genera un distanciamiento y alienación respecto a estos, y una falta de interés en la política y los asuntos públicos, pero sin cuestionar el régimen democrático (p. 6).

En esa misma línea, los autores sostienen que la desafección política puede evidenciarse en dos dimensiones distintas: la primera es definida como la ausencia de compromiso político, entendida como “un conjunto de actitudes relacionadas con una desconfianza generalizada hacia la política con la consecuente falta de compromiso con el proceso político” (p. 6). La segunda, la desafección institucional, refiere a “la creencia sobre la falta de responsabilidad de las autoridades e instituciones políticas y la falta de confianza ciudadana frente a las instituciones políticas de sus países” (pp. 6-7).

En esta misma línea, Megías (2020) define la desafección política como un “sentimiento negativo hacia los políticos, la política y sus procesos, y hacia un sistema incapaz de hacer frente a las demandas y necesidades de los ciudadanos” (p. 104). Por su parte, Picos Bovio (2018) sostiene que la desafección “se trata de un término emergente y multivariado con el que se intenta describir la creciente desconfianza y el distanciamiento entre la ciudadanía y sus representantes, las élites políticas” (p. 116), y caracteriza los rasgos del fenómeno entendidos como la desconfianza de la gente en las instituciones públicas, en particular las políticas, la abstención electoral y la crítica general del sistema político caracterizado por su ineficiencia (p. 116).

También es posible identificar una relación entre la desafección y la participación políticas en dos sentidos. Como lo afirman Torcal y Lago (2006):

Las personas que no tienen confianza en las instituciones, que se sienten dejadas por fuera de la política, o son incapaces de comprenderla, estarán reacias a participar de los procesos democráticos, produciendo una apatía general. Es igualmente posible que la desafección política pueda estimular a los ciudadanos en la búsqueda de formas alternativas de expresión de sus opiniones políticas y sus frustraciones con el funcionamiento y desempeño de las instituciones democráticas (p. 309).

Una mala percepción o un imaginario predominante sobre la política pueden actuar en estas dos direcciones, generalizando la apatía o estimulando las formas alternativas. En este punto los procesos de información y socialización política adquieren una gran relevancia al ser los espacios donde los ciudadanos alcanzan los insumos informativos para tomar sus decisiones, adoptar comportamientos y construir conjuntos de actitudes en torno a los objetos, sujetos y procesos políticos. Así lo afirman Strömbäck y Shehata (2010), quienes consideran que cada vez menos personas experimentan la política de manera directa y que “incluso quienes son políticamente activos obtienen la mayoría de su información política a través de medios tradicionales o nuevos medios como Internet. La información política mediada y las experiencias también permean las discusiones políticas interpersonales” (p. 576). Esto lleva a pensar en una política que “incrementalmente se vuelve mediada y mediatizada” (p. 576).

En medio de este contexto se encuentran abordajes teóricos acerca del efecto de la exposición mediática sobre el compromiso político y los imaginarios colectivos acerca de la política y los políticos. Por un lado, hay un conjunto de autores que sostienen que es una relación de carácter negativo, es decir, que a mayor exposición a noticias hay un decline en el compromiso político y la legitimidad de los sistemas políticos. Este postulado se sostiene sobre el concepto de la media malaise (Holt et al., 2013; Robinson, 1976; Van Aelst, 2017) que indica que la forma en que los medios cubren los asuntos públicos tiene un efecto negativo sobre la sociedad en su conjunto, influyendo en el decaimiento de la confianza, la disrupción de lo público y el estímulo del “cinismo político” (Cappella, 2002). Se sustenta que este concepto se centra en la ausencia de confianza y define el comportamiento de un cínico político como aquel que considera que “los líderes políticos y grupos que ellos representan no son confiables, incluso en ausencia de evidencias a favor o en contra. El cínico comienza con la desconfianza y para que desaparezca debe ser persuadido por la parte opuesta” (p. 231).

Esta desconfianza tiene en la cobertura mediática de los asuntos públicos una de sus razones. La manera en cómo se enmarcan los hechos, la atribución de responsabilidades y los intereses que se asocian a los actores que priman en las noticias son determinantes en los juicios que hacen los ciudadanos de sus políticos y sus instituciones. Capella y Jamieson (1997) sustentan que:

Cuando reportan acerca de políticos y sus políticas se reportan repetidamente como interesadas y egoístas en términos del bien común, así las caracterizaciones sean correctas o incorrectas, la experiencia pública de los líderes está sesgada hacia atribuciones que inducen a la desconfianza (p. 142).

En la otra orilla se ubican aportes como el de Norris (2001), quien plantea la existencia de un ciclo virtuoso en relación con los efectos de la información política y el compromiso cívico. Sugiere Norris (2001) que:

Contrario a la hipótesis de la media malaise, el uso de medios noticiosos está asociado positivamente con un amplio rango de indicadores de conocimiento político, confianza y movilización. Las personas que ven más noticias en televisión, leen periódicos, navegan en la red y ponen atención a las campañas son consistentemente más expertas, participativas y confían en el gobierno (p. 112).

Así mismo, Slater (2007) sostiene una relación positiva de doble determinación entre el consumo mediático y el involucramiento en asuntos públicos. Al respecto, indica que el consumo de medios influencia las creencias y comportamientos, tales como el compromiso político y, a su vez, las creencias y comportamientos influencian el consumo de medios. Adicionalmente, Kruikemeier y Shehata (2017) plantean que en las redes sociales este ciclo virtuoso puede ser aun más fuerte en la medida en que la información se consigue a más bajo costo y casi de manera accidental. Al respecto, sostienen que los usuarios tienen un mayor control, procesamiento de información e interactividad y que “el ambiente online ofrece mayores oportunidades de control al usuario y oportunidades para fácilmente encontrar, compartir y discutir noticias de importancia personal, fortaleciendo el involucramiento del usuario” (p. 225).

La socialización política o la ausencia de esta puede ser un factor que también estimule la desafección política entre la ciudadanía. Los espacios, la frecuencia y las personas o grupos sociales con las que se interactúa en los distintos ámbitos de la cotidianidad de los individuos y el contexto en que se dan estas interacciones pueden servir de base para la emergencia o la erosión de una cultura cívica o un comportamiento de apatía frente a la democracia y los procesos políticos.

¿No es la política, son las instituciones?

Otra línea de análisis parte de la idea de que, más que estar frente a un estado de desafección política, lo que están atravesando muchas democracias es un proceso de desafección institucional. Esto puede verse reflejado en los altos niveles de desconfianza en las instituciones, los continuos escándalos de corrupción y las crisis políticas que han llevado a destituciones presidenciales y cambios de mandos. Detrás de este fenómeno se puede evidenciar una crisis de la representatividad política que ha aumentado la distancia entre los ciudadanos, las instituciones y los líderes políticos (Del Tronco, 2013).

Mora Heredia (2017) plantea que lo que pueden experimentar gran parte de las democracias latinoamericanas es un “Estado de desafección oscilante entre un preclaro respeto por la democracia y sus instituciones, pero asociado con una creciente frustración en cuanto a sus logros y actores” (p. 85). En este mismo orden de ideas, Rodríguez-Virgili et al. (2011) plantean que “el rechazo a los políticos no necesariamente es sinónimo de desinterés en la política; por el contrario, la crítica a los políticos puede ser una forma de interesarse en la actividad política” (p. 16). Toda esta discusión puede enmarcarse en el concepto de cultura política (Almond & Verba, 2013), para poder entender los factores colectivos e individuales y a su vez cognitivos, emotivos y evaluativos que determinan la relación de los sujetos políticos con los objetos políticos.

En la medida en que los referentes de legitimidad asociados a la cultura política entran en crisis, se inscribe en una crisis de confianza institucional que puede generar desafección política que puede reflejarse en un descenso en la participación política o el surgimiento de nuevos liderazgos que reorienten la participación en torno a nuevos referentes, agendas o causas públicas.

Metodología

Se desarrolló un estudio cuantitativo correlacional, entendido como aquel que tiene “como finalidad conocer la relación o grado de asociación que exista entre dos o más conceptos, categorías o variables en una muestra o contexto en particular” (Fernández Collado et al., 2014, p. 93). Este estudio de opinión pública se realizó del 9 al 16 de septiembre del 2019 en 19 de las 20 localidades de Bogotá. El universo ascendió a 6 091 367 personas, mayores de 18 años para el año 2019, proyección del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (dane). El margen de error de la encuesta fue del 3.5%.

Se encuestaron 781 personas distribuidas proporcionalmente por localidad de residencia (ver Tabla 2), género y rango de edad para garantizar una mirada los más representativa posible.

Distribución de la muestra
Localidad No. de encuestas Porcentaje
Suba 133 17.03%
Kennedy 120 15.36%
Engativá 80 10.24%
Ciudad Bolívar 74 9.48%
Bosa 62 7.94%
Usaquén 47 6.02%
Fontibón 42 5.38%
San Cristóbal 39 4.99%
Usme 34 4.35%
Rafel Uribe Uribe 31 3.97%
Barrios Unidos 27 3.46%
Tunjuelito 18 2.30%
Puente Aranda 17 2.18%
Teusaquillo 13 1.66%
Chapinero 12 1.54%
Antonio Nariño 10 1.28%
Santa Fe 10 1.28%
Los Mártires 9 1.15%
La Candelaria 3 0.38%

Fuente: Elaboración propia.

Se realizó un análisis de carácter descriptivo y correlacional, buscando establecer patrones del comportamiento político y las relaciones de variables que puedan ayudar a indagar la presencia o no de elementos de desafección política al interior del electorado bogotano.

Resultados

En la búsqueda de elementos que permitan identificar o no la desafección política al interior de la sociedad bogotana, se trabajaron tres dimensiones partiendo de la variable del interés por la política.

Inicialmente se exploraron las relaciones entre el interés y la pertenencia organizacional y la resonancia que tienen dentro de la ciudadanía una serie de causas. En este apartado se realizó un listado exhaustivo de tipos de organizaciones sociales para que los encuestados manifestaran su pertenencia o no a cada una de estas. Posteriormente, se mencionaron una serie de “causas públicas” visibles dentro de la agenda política de la ciudad y frente a las cuales se buscaba conocer en una escala Likert qué tanta afinidad o no sentían los encuestados frente a cada una de dichas causas públicas.

Por otra parte, también se abordaron los aspectos relacionados con la participación política y la confianza institucional. Aquí se indagó por los niveles de interés frente a la política en una escala de Likert que iba de nada a mucho y el encuestado ubicaba el punto más cercano a su grado de interés. Posteriormente, frente a una serie de instituciones políticas relevantes para la ciudadanía, se indicó a los encuestados que mencionaran si conocían o no la institución y, posteriormente, que evaluaran en una escala Likert de favorabilidad qué tan favorable o desfavorable era la imagen que tenía de esas instituciones. Finalmente, se abordaron aspectos relacionados con la información y la socialización política. Aquí se revisó el proceso de información y socialización, partiendo de la existencia o no del hábito informativo, pasando por un listado de medios de comunicación y la frecuencia de dicha conducta. Posteriormente se revisó si las personas hablaban de política con otras personas, con quiénes lo hacían y con qué frecuencia.

A continuación se presentan los principales hallazgos y correlaciones significativas que aportan al análisis que se busca desarrollar posteriormente en la discusión del artículo.

Afección/desafección, participación electoral y confianza institucional

A la pregunta “¿Actualmente pertenece a algún tipo de organización social?”, únicamente el 8% de las personas encuestadas manifestó hacerlo. El 92% expresó no pertenecer a ningún tipo de organización. Las 65 personas que sí manifestaron tener una pertenencia organizacional se distribuyeron de la siguiente manera (ver Figura 1).

Pertenencia organizacional

Fuente: Elaboración propia.

Al indagar sobre la correlación entre el interés por la política y la pertenencia organizacional, se encuentra una correlación significativa χ2(4,N=781)=92.537, p<0.005. Por un lado, los ciudadanos que manifiestan tener niveles bajos, medios y medios altos no pertenecen a organizaciones, mientras que un 42% de quienes manifiestan tener un alto interés sí lo hacen (ver Tabla 3).

Correlación entre interés por la política y pertenencia organizacional
¿Actualmente pertenece a algún tipo de organización social?
No
En una escala de 1 a 5 siendo 1 Nada y 5 Mucho ¿Qué tanto le interesa la política? Nada 3.7% 96.3%
Poco 3.6% 96.4%
Algo 8.9% 91.1%
Bastante 7.9% 92.1%
Mucho 41.8% 58.2%

Fuente: Elaboración propia.

Conscientes de la progresiva desinstitucionalización de los procesos de construcción de identidades políticas, se indagó por el apoyo a una serie de “causas públicas” que en muchos casos trascienden la pertenencia organizacional y constituyen afinidades temáticas que movilizan a la ciudadanía a la participación ciudadana en espacios electorales y no electorales.

En una escala de afinidad con las causas de 1 a 5, siendo 1 no sentir ningún tipo de afinidad y 5 mucha afinidad, los puntajes más altos estuvieron relacionados con problemáticas como los derechos de las mujeres (4.70), derechos humanos (4.67) y la defensa del medio ambiente (4.66) (ver Figura 2).

Respaldo a causas públicas

Fuente: Elaboración propia.

Las causas con menor respaldo son la defensa de valores tradicionales y religiosos (3.60) y el derecho a organizarse para garantizar la seguridad de la comunidad (3.96).

La relación entre tener o no interés por la política y tener una solidaridad por alguna de las causas públicas indagadas es significativa para la mayoría de los casos. No es necesario contar con altos niveles de interés para tener altos niveles de respaldo a las causas públicas (ver Tabla 4).

Correlación entre interés por la política y alto nivel de respaldo a causas públicas
Alto nivel de apoyo a la causa Nada Poco Algo Bastante Mucho Chi cuadrada
Defensa de los valores tradicionales 40.1% 39.6% 27.2% 29.9% 50.9% χ2(20,N=781)=45 395, p<0.001
Derecho a organizarse para garantizar la seguridad de la comunidad 43.9% 36.7% 35.1% 40.9% 69.1% χ2(20,N=781)=52 656, p<0.000
Defensa de los derechos de los animales 71.7% 61.2% 62.8% 63.8% 72.7% χ2(20,N=781)=24 987, p<0.202
Defensa de la educación pública 76.2% 63.3% 65.4% 75.6% 80.0% χ2(20,N=781)=40.4382, p<0.004
Defensa de los derechos humanos 77.0% 76.3% 75.4% 85.0% 92.7% χ2(20,N=781)=28.264, p<0.103
Defensa de grupos minoritarios 52.0% 40.3% 48.7% 56.7% 83.6% χ2(20,N=781)=46.761, p<0.001
Defensa del medio ambiente 82.5% 76.3% 72.3% 81.1% 94.5% χ2(20,N=781)=39.057, p<0.007
Defensa de los derechos de las mujeres 88.1% 77.7% 72.3% 83.7% 96.4% χ2(20,N=781)=39.620, p<0.006

Fuente: Elaboración propia.

Afección/desafección, participación electoral y confianza institucional

Para indagar sobre los niveles de afección/desafección política se tuvieron en cuenta variables como el interés por la política, el hábito de participar o no en procesos electorales, el imaginario prevaleciente frente a la política y los niveles de confianza frente a una serie de instituciones políticas y sociales representativas de la ciudad y del país.

Con relación al interés en los asuntos públicos, el 34% manifiesta no tener ningún interés, el 18% poco interés, el 24% algo, el 16% bastante y tan solo el 7% mucho. De entrada, es evidente que es mayor el número de personas con nada o poco interés. Sin embargo, esto no se ve respaldado por un bajo porcentaje de participación electoral (ver Figura 3). El 57% asegura participar siempre en las elecciones, seguido de un 13% que casi siempre lo hace, solo un 12% manifiesta nunca hacerlo y un 8% rara vez. Al cruzar el interés con la participación electoral no se encuentra una correlación marcada entre interesarse en la política y salir a votar (ver Tabla 5).

Participación electoral

Fuente: Elaboración propia.

Correlación entre interés por la política y participación electoral
En una escala de1 a 5, siendo 1 Nada y 5 Mucho, ¿qué tanto le interesa la política? Usted sale a votar
Siempre Casi siempre Aveces Rara vez Nunca No tenía edad para votar
Nada 42% 10% 9% 15% 20% 2%
Poco 51% 22% 8% 7% 9% 1%
Algo 61% 17% 5% 4% 8% 4%
Bastante 79% 12% 2% 2% 3% 3%
Mucho 84% 0% 0% 4% 7% 4%

Fuente: Elaboración propia.

Incluso el 42% de quienes manifiestan no tener interés alguno por participar en política siempre salen a votar, y un 10% lo hace casi siempre. Quienes se interesan poco, lo hacen en un 51% y casi siempre votan en un 22%. Esto nos permite identificar que existe una determinación clara entre el nivel de interés y la participación.

Llevando la discusión al terreno de la percepción sobre la política, que puede afectar la relación de la ciudadanía con los asuntos políticos, se hizo un ejercicio experimental de pedir a las personas que definieran la política en una palabra. El 48% la asoció con la corrupción, muy lejos de otras definiciones que, igualmente, en su mayoría referían a una visión negativa de la política como algo asociado a malas prácticas y comportamientos.

Para seguir profundizando en los niveles de afección/desafección, se consultó el nivel de confianza institucional (ver Figura 4). Solo dos instituciones, las Fuerzas Militares y los medios de comunicación, superan una calificación promedio de 3 sobre 5.

Confianza institucional

Fuente: Elaboración propia.

El resto de las instituciones, donde se encuentran las directamente relacionadas con la gestión política como la presidencia, la alcaldía de Bogotá y el concejo municipal, tienen un promedio de confianza por debajo de 2.5 sobre 5.

Finalmente, al explorar la relación entre interés en la política y su importancia en la vida de las personas (ver Tabla 6) se evidencia que, independiente del interés que se manifieste, la política no es uno de los asuntos que la mayoría de las personas considere relevantes, χ2(4,N=781)=62.862, p<0.005.

Correlación entre interés por la política y la importancia de la política en la vida de las personas
¿Qué tan importante es la política en su vida
Muy importante Importante Algo importante Nada importante
En una escala de 1 a 5, siendo 1 Nada y 5 Mucho, ¿qué tanto le interesa la política? Nada - 0.7% 6.7% 92.6%
Poco 0.7% - 14.4% 84.9%
Algo - 2.6% 19.4% 78.0%
Bastante - 2.4% 27.6% 70.1%
Mucho 3.6% 5.5% 20.0% 70.9%

Fuente: Elaboración propia.

Afección/desafección, Información y socialización política

Una segunda dimensión que permite evaluar los niveles afección/desafección política tiene que ver con los procesos de información y socialización política. Desde una perspectiva general, se evidencia una situación muy pareja entre quienes lo hacen (54%) y quienes no lo hacen (46%). Sin embargo, al entrar a indagar la relación entre el hábito de informarse y el interés por la política (ver Tabla 7) se evidencia una clara correlación, χ2(4,N=781)=158.061, p<0.005, que muestra que a menor interés en política hay un menor interés por informarse sobre los asuntos políticos.

Correlación entre interés por la política e información política
¿Se informa sobre temas políticos?
No
En una escala de 1 a 5, siendo 1 Nada y 5 Mucho, ¿qué tanto le interesa la política? Nada 33.8% 66.2%
Poco 35.3% 64.7%
Algo 63.4% 36.6%
Bastante 86.6% 13.4%
Mucho 92.7% 7.3%

Fuente: Elaboración propia.

Lo mismo ocurre al indagar la relación entre el interés por los asuntos públicos y el hábito de hablar sobre política con otras personas (ver Tabla 8). En términos generales, es más la gente que no habla sobre política (51%) en contraste con quienes sí lo hacen (49%). Entrando en el detalle de la correlación entre las dos variables, se encuentra que a menor interés por la política se corresponde un menor hábito de socialización política, χ2(4,N=781)=1 374.279, p<0.05.

Correlación entre interés por la política y socialización política
¿Suele hablar de política con otras personas?
No
En una escala de 1 a 5, siendo 1 Nada y 5 Mucho, ¿qué tanto le interesa la política? Nada 28.3% 71.7%
Poco 39.6% 60.4%
Algo 55.0% 45.0%
Bastante 78.7% 21.3%
Mucho 89.1% 10.9%

Fuente: Elaboración propia.

Conclusiones

Los procesos electorales en Colombia históricamente se han desarrollado en medio de una serie de elementos comunes que en los últimos años han variado relativamente, siendo el caso de las elecciones de Bogotá atípico para estas tendencias. Por una parte, altos niveles de abstención y, por otra, en el caso particular, altos niveles de volatilidad, lo que le ha permitido a la ciudad estar en manos de administraciones de todo el espectro ideológico.

En paralelo a la evolución de estas particularidades político-electorales, se evidencia un proceso de transformación cultural que está empezando a tener un fuerte impacto en las agendas, actores y mecanismos de participación y movilización social, política y electoral.

Lo que se comprobó en las elecciones de 2019 en Bogotá se puede analizar a la luz de estas transformaciones, tratando de generar una serie de reflexiones sobre el postulado de la desafección política y sus posibles relaciones con variables como el interés por la política, el hábito de informarse sobre asuntos públicos y el hablar de política con otras personas.

La mala percepción y los imaginarios negativos frente a la política estarían estimulando en las nuevas generaciones un mayor involucramiento en asuntos públicos, especialmente en el marco de bifurcaciones entre una política tradicional, institucionalizada y mediatizada masivamente y otra de corte disruptivo, temática y con una mayor motivación para la participación no tradicional, la movilización social y el uso de nuevos repertorios y tácticas de acción colectiva y protesta.

Incluso, en términos estrictamente electorales, la desafección o apatía con instituciones tradicionales no es excluyente de la solidaridad con causas públicas (nuevas formas de participación y movilización), sumado a nuevas fuentes de información (digital, redes).

El hábito de votar no está acompañado del de informarse y socializar en algunos casos, lo que más que hablar de desafección política nos muestra un escenario peligroso de distorsión electoral, caldo de cultivo para la desinformación, las motivaciones instrumentales y la corrupción electoral

Por otra parte, se evidencia una crisis generalizada de las instituciones que sí puede contribuir a generar rasgos de desafección política; sin embargo, en el caso de Bogotá, esta desconfianza creciente está teniendo un efecto contrario, al punto que ha movilizado al espacio público a muchas personas que antes no lo hacían, al ver cómo las decisiones de los gobernantes tienen un impacto negativo en su calidad de vida, especialmente en medio de la pandemia y la crisis económica.

Finalmente, es pertinente preguntarse si, más que una desafección política, lo que está experimentando el electorado bogotano es una desafección institucional, entendiendo las instituciones desde una perspectiva tradicional. Estas instituciones están viniendo a ser reemplazadas por nuevas prácticas políticas, nuevas identidades sociales y nuevos hábitos de información y socialización política, en donde el ecosistema digital tiene un alto porcentaje de responsabilidad.

Notas al pie:
  • Cómo citar este artículo:

    Cárdenas Ruiz, J. D. (2022). Las paradojas y transformaciones de la participación política en Bogotá: desafección política y participación en las elecciones de 2019. Comunicación y Sociedad, e8324. https://doi.org/10.32870/cys.v2022.8324

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Historial:
  • » Recibido: 01/07/2021
  • » Aceptado: 09/12/2021
  • pub: 04/06/2022
  • » : 10/09/2022» : 2022Jan-Jun